viernes. 19.04.2024
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Desayunando pan de pascua con Igor

La primavera ha llegado a la cordillera del Cáucaso. Sus cerezos florecen y las montañas tiñen sus faldas de vigoroso verde, como un manto que pidiera paso para extenderse hasta el infinito. La Madre Tierra, con este espectáculo cargado de sensaciones, es capaz de parar por unos instantes el ruido que llevo dentro y de zambullirme en la contemplación.

Para sentirse de esta manera no es necesario desplazarse hasta el Cáucaso, pero desplazándonos hasta el Cáucaso sabemos que nos sentiremos de esta manera. Este territorio, bisagra entre continente europeo y asiático, ha sido testigo del nacimiento de multitud de culturas y civilizaciones, de su madurez y de su ocaso.

Precisamente, atraído por la curiosidad de conocer un poco más sobre las gentes que habitaron estas tierras, me he desplazado en esta ocasión hasta el asentamiento del Bajo Arjyz, situado en el Cáucaso ruso. Los amantes de la montaña no tendrán problema en ubicarme pues a escasos 80 km nos observa impasible el monte Elbrúz, viejo volcán y techo de Europa

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Asentamiento del Bajo Arjyz

El Asentamiento del Bajo Arjyz se trata de un territorio situado en las montañas, en la ribera del río Gran Zelenchuk, a unos 1500 metros sobre el nivel del mar. Justo antes del paso que conectaba una de las ramas de la ruta de la seda con el Mar Negro. Por ello mismo se trataba de un territorio muy transitado por comerciantes que venían del lejano oriente, y se trató como enclave estratégico por su valor económico.

Las ruinas de los tres templos de estilo bizantino que podemos visitar hoy en día datan de entre los siglos IX y XII, construidos en el periodo del gran asentamiento alaniano. Así mismo, a finales del siglo XIX se levantó un monasterio ruso ortodoxo con objetivo de conservar dichos templos y promover el cristianismo entre la población local, mayoritariamente musulmana. Como dato curioso, desde la revolución roja de 1917 se paró el oficio del rito religioso y en un principio el territorio del monasterio fue campo de trabajos forzados para niños, después alojó a prisioneros alemanes de la segunda guerra mundial y más tarde, en los 60 y 70, fue utilizado como campamento recreativo para los niños de la zona. No fue hasta finales de los 80 cuando se calificó como Museo Histórico y, una vez disuelta la Unión Soviética, como monumento de importancia federal.

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Los cerezos en flor tienen algo de especial

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El impresionante Elbruz a lo lejos en nuestro camino hacia Arjyz

Además de las iglesias de estilo bizantino, las excavaciones de los arqueólogos han descubierto construcciones y estructuras de la época pagana, como un gran círculo de piedra que se cree tenía función de calendario astronómico, o una figura tallada en la roca que representa lo que parece un guerrero de etnia túrquica. Se considera que fue en la época alaniana cuando este asentamiento tuvo su apogeo comercial, por los tesoros que se encontraron en las primeras excavaciones. Lamentablemente, algunos artefactos fueron objeto de saqueadores y del pillaje. La mayoría de los objetos recuperados durante las excavaciones se conservan en el museo arqueológico de Moscú, uno de los edificios icónicos de la plaza Roja.

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Monolito que asemeja a guerrero túrquico

Durante mi visita tuve el gusto de conocer a Igor, la única persona que hoy en día cuida del monasterio. Igor lleva viviendo solo 24 años en este asentamiento. Llegó hasta aquí a finales de los 90, atraído por una oferta de trabajo temporal como novicio, y según comenta, fue tal la sensación de tranquilidad y bienestar que encontró aquí que decidió quedarse de manera definitiva. Dentro de sus funciones está la de atender a los feligreses que visitan la iglesia de San Elías, la única iglesia del territorio en la que se oficia misa. Una diminuta iglesia repleta de iconos que cada 2 de agosto, el día de San Elías, llega a congregar hasta 1500 personas. También hace encargos de carpintería e iconos en su pequeño taller. Aunque vive de manera humilde en su casa baja, sin agua corriente, me comenta mientras compartimos desayuno que prefiere vivir aquí que en la gran ciudad, por la tranquilidad que se respira.

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Templo Norte

Al otro lado del río nos encontramos con un curioso reclamo turístico de reciente descubrimiento. Se trata de una pintura en la roca en mitad de la montaña, que representa a Cristo. Fue descubierta a principio de los años 2000 por un cazador, mientras paseaba por la zona y según me cuenta Igor, enseguida los feligreses comenzaron a elaborar sus teorías respecto a la milagrosa aparición de la imagen, hoy venerada y convertida en lugar de culto. Incluso se ha levantado una pequeña capilla en la falda de la montaña. Algunos arqueólogos dicen que se trata de una imagen elaborada con pigmentos naturales del lugar, y apuntan a que posiblemente fueran los mismos monjes de origen bizantino los que la elaboraran en sus retiros en las cuevas. Si decides ver con tus propios ojos esta pintura más vale que te apetezca subir escaleras, merece la pena pues desde la altura donde está emplazada tenemos una buena vista del valle del monasterio e incluso divisamos en lo alto de la montaña el observatorio de Arjyz, que fue el observatorio astronómico más grande el mundo durante un tiempo, con 6 metros de diámetro.

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A la izquierda mi foto, a la derecha una imagen donde se aprecia mejor

El resort de Arjyz

Como mención especial para aquellos amantes de la montaña me gustaría hablar brevemente del resort de esquí de Arjyz. En los últimos 5 años esta zona se ha desarrollado considerablemente en lo que a infraestructuras se refiere. Tradicionalmente orientada al turismo de deportes y actividades de montaña, si subimos al pueblo de Arjyz nos encontraremos con multitud de casas y edificios en construcción. La reciente ampliación de los kilómetros esquiables del resort de esquí ha hecho que se multipliquen las inversiones y los turistas, también favorecido por el hecho de que a los rusos no se les permite viajar a Europa con fines turísticos por la pandemia. Aunque es un resort pequeño, es muy acogedor y en mi opinión está bien cuidado. Se come bien y no excesivamente caro, os recomiendo probar el cordero a la brasa o los jichinís, una masa rellena de queso, patata, carne o verduras. Eso sí, el alojamiento en temporada alta ha subido de precio una barbaridad respecto a años anteriores. Por último, por la zona se ofrecen guías para hacer senderismo hacia bellísimos enclaves naturales, como cascadas o lagos, o paseos a caballo, algo que todavía tengo pendiente y seguro que daría para otro artículo.

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Pie de foto: Algunas de las vistas desde Arjyz

Cosas básicas a tener en cuenta para viajeros

Hay varias formas de llegar hasta aquí, aunque la más recomendable es la ruta aérea. Por fin, tras un año y medio de parón, Rusia ha vuelto a permitir la entrada a los turistas españoles desde septiembre de 2021. En nuestro caso deberemos coger un avión desde España, hasta Moscú o San Petersburgo, y desde ahí ya desplazarnos hasta uno de los aeropuertos del Cáucaso, como el de Mineralnye Vody, o el de Stavropol, ambos a unas 3 horas y media en coche de nuestro destino.

Si bien esta zona es bastante turística para los estándares rusos, digamos que el inglés no es muy hablado por los locales, lo cual puede añadir algo de aventura nuestra estancia. Saber un ruso básico es un plus muy agradecido, sobre todo para desplazarse, comer o buscar alojamiento. Encontrar guías locales no es muy difícil, podríamos empezar con “googlear” agencias de montañismo rusas que organicen excursiones por la zona, y que tienen gente que domina el inglés e incluso el español, por toda la afluencia de turistas internacionales que viene hasta aquí a subir el Elbrúz.

Por la zona no encontrarás muchos cajeros automáticos, especialmente según te adentres en la montaña, y lo mismo con tiendas de telefonía, por lo que se recomienda traer dinero en efectivo y hacerse con una sim en el aeropuerto de Moscú o S. Petersburgo. Aunque el pago con tarjeta está muy generalizado, en ocasiones dicho pago solo se puede hacer mediante clientes de bancos rusos. Alguna vez me he quedado sin comer por no poder pagar con mi tarjeta española y no tener efectivo.


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Esta entrada ha sido elaborada por Víctor, español afincado en Rusia, quien comparte este y más contenido en el canal de YouTube “Caminante Rojo” con el objetivo de dar a conocer Rusia y sus gentes un poquito más al mundo.

Podéis seguirle a través de su canal de YouTube y a través de su Instagram


 

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La historia de Igor, el hombre que lleva 24 años viviendo solo en una iglesia del Cáucaso