Laos es una de las joyas del Sudeste asiático que preserva aún el encanto de la naturaleza salvaje. Históricamente es conocido como Lan Xang, la Tierra del Millón de Elefantes. Según el fondo mundial para la conservación de la naturaleza, Laos es considerado como el país con la mayor población de elefantes de Indochina. Lamentablemente, a día de hoy se estima una población de elefantes salvajes de unos 400 individuos aproximadamente. La reducción masiva de estos paquidermos se ha convertido en una problemática a nivel mundial.
Entre las principales amenazas para la población de elefantes encontramos la pérdida de su hábitat por deforestación, la fragmentación del hábitat y la consecuente pérdida de sus rutas migratorias, conflicto con los humanos, y comercio ilegal.
Pese al retroceso poblacional de las últimas décadas, aún quedan señales de esperanza. En la provincia de Sayaboury, a unas dos horas y media de Luang Prabang, se localiza el Centro de Conservación de Elefantes (ECC, por sus siglas en inglés) dedicado a la protección y recuperación de los paquidermos en donde la educación y sensibilización de los turistas y locales es una de sus estrategias de conservación.
Aquí conocimos a Anabel López, una bióloga madrileña con acento extremeño que hace 10 años lo dejó todo y empezó su trabajo con los elefantes en el ECC. Supervisar y proteger esta población y su hábitat se ha convertido en su día a día, así como la recuperación de los elefantes cautivos que viven en el centro.
“Hemos conseguido que varios elefantes vivan en libertad gracias al programa que llevamos a cabo”
Anabel nos contó la problemática actual de algunas de las amenazas que se ciernen sobre esta población como la deforestación, la relación con los humanos y los problemas de reproducción en elefantes que han vivido en aislados y/o en cautividad. “Estamos investigando en protocolos de reproducción y socialización para ayudar a otros centros” nos contaba esperanzada.
El centro cuenta con uno de los pocos hospitales de elefantes de Laos y una gran extensión de terreno que permite la reproducción y socialización naturales. “Hemos conseguido que varios elefantes vivan en libertad gracias al programa que llevamos a cabo” nos cuenta con una sonrisa, algo extremadamente complejo.
En el ECC, los elefantes viven en su hábitat natural y la interacción con los humanos es limitada. A diferencia de muchos de los santuarios de elefantes, donde se utilizan para pasear y realizar actividades al servicio del turista, aquí es el turista quien se adapta a los horarios y rutinas de los paquidermos. Lejos de montar sobre sus lomos o someterles a horas de trabajo con el consiguiente estrés que esto les genera, los visitantes observan el comportamiento animal a cierta distancia.
El trabajo en educación y concienciación ecológica del centro está en línea con el de sus instalaciones. Con el fin de reducir el impacto sobre el medio en el que se encuentra, el alojamiento ha sido construido con materiales locales usando mayoritariamente madera. Igualmente facilitan jabones orgánicos para evitar generar resuidos que puedan comprometer el medio en el que se encuentran.
El turismo que recibe el centro es su principal fuente de ingresos. Aunque también realizan crowdfunding y reciben donaciones privadas y subvenciones.
Estos fondos son empleados mayoritariamente en acciones de conservación y bienestar de los elefantes. También se emplean en pagar salarios dignos a sus trabajadores, siendo el 90% ciudadanos de Laos, y a apoyar proyectos en relación con la conservación de los elefantes salvajes y la protección del hábitat.
El ECC hizo historia en Laos liberando a 5 elefantes en el Área Nacional Protegida de Nam Pouy el 18 de marzo de 2019. Este extraordinario y difícil suceso, en parte ha sido posible gracias a un turismo comprometido y solidario que viaja con la idea de conocer, aprender y aportar allá donde viaja.
