viernes. 29.03.2024
monte-vema-greenpeace_opt
Foto: Lorenzo Moscia

1. Los montes submarinos son volcanes

Los montes submarinos fueron en algún momento volcanes. Se formaron tras una actividad volcánica y se quedaron sumergidos bajo el océano. Aunque en su día eran vistos como una molestia para la navegación, la comunidad científica ha descubierto que son puntos de alta biodiversidad. Las empinadas laderas de las montañas submarinas transportan nutrientes desde las profundidades del fondo marino hacia la superficie iluminada por el sol, proporcionando a la vida marina alimentos muy nutritivos.

2. El monte submarino Vema es tan alto como 767 jirafas apiladas una encima de la otra

El monte submarino Vema fue descubierto en 1957 (algunas fuentes dicen que 1959) por un buque de investigación oceanográfica con el mismo nombre. Desde el fondo del océano se extiende a 4.600 metros de altura. Eso es 882 metros más alto que el Teide, la montaña volcánica más alta de España, o tan alto como 767 jirafas apiladas una encima de la otra. La cima del monte Vema está a solo 26 metros debajo de la superficie del mar. En Greenpeace irán allí a sumergirnos y mostrar la increíble biodiversidad de la región.

3. Los primeros exploradores del monte Vema buscaban diamantes

Sus primeros exploradores esperaban encontrar grandes depósitos de diamantes. Aunque a cambio encontraron otro tipo de riqueza: la langosta de Tristán (Jasus tristani), una especie de langosta que solo se encuentra en el archipiélago de Tristán da Cunha, a unas 1.000 millas náuticas de distancia. Esta especie de langosta tiene una gran fama entre los amantes de las mariscadas y se vendió a buen precio, antes de que se extinguiera prácticamente en el monte Vema debido a la sobrepesca. La población de langostas de Tristán aún sigue sin recuperarse.

4. El monte Vema está lleno de artes de pesca abandonadas

Ahora, en lugar de las langostas de Tristán, los muestreos en el área solo encuentran viejas redes de pesca desechadas, una trampa mortal para la fauna. Las artes de pesca abandonadas, llamadas “redes fantasmas”, permanecen durante años y años atrapando animales marinos como si aún siguieran siendo utilizadas, enmallando peces que no pueden liberarse y acaban muriendo. Esto no solo afecta a la vida marina, también a la pérdida de capturas potenciales de pesca.

5. Un Tratado Global de los Océanos podría ayudar a proteger este lugar

Los montes submarinos como el monte Vema a menudo se encuentran a millas de las aguas territoriales de los países, en alta mar. Eso hace que sea difícil brindarles la protección adecuada, ya que las brechas en las regulaciones existentes crean un vacío que permite que sean fácilmente explotadas por las industrias más destructivas. Por eso hacemos campaña por un Tratado Global para proteger la alta mar, para que ecosistemas únicos como el de Vema finalmente puedan quedar protegidos de manera efectiva.

En Greenpeace están navegando de Polo a Polo para mostrar la biodiversidad, las amenazas y las posibles soluciones para proteger nuestros océanos. ¡El monte Vema es la próxima parada!