viernes. 29.03.2024
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La ballena azul es el animal conocido más grande que jamás haya poblado la Tierra. Estos majestuosos mamíferos marinos dominan los océanos con sus 30 metros de longitud y hasta 180 toneladas de peso. Solo su lengua puede pesar tanto como un elefante, y el corazón, como un automóvil.

Las ballenas azules alcanzan estas desorbitadas dimensiones con una dieta compuesta casi exclusivamente de un animal parecido a un camarón diminuto, el krill. En determinados momentos del año, una ballena azul adulta consume unas 3,5 toneladas de krill al día.

Las ballenas azules son ballenas barbadas, ya que desde su mandíbula superior se extienden unas hileras de placas córneas, llamadas barbas. Para alimentarse, estos gigantes tragan una enorme cantidad de agua y expanden la piel plisada de su garganta y vientre para absorberla. Después, usan su enorme lengua para expulsarla a través de las capas finas y superpuestas de la barba. Por último, se traga los miles de ejemplares de krill que se quedan dentro.

Bajo el agua, la ballena azul presenta un color completamente azul, pero en la superficie es más gris azulada con motas. El vientre tiene un tono amarillento debido a los millones de microorganismos que habitan en su piel. La ballena azul tiene una cabeza ancha y plana, y un cuerpo largo y estilizado rematado con aletas anchas y triangulares.

Las ballenas azules, presentes en todos los océanos del mundo, suelen vivir en solitario o en parejas, aunque ocasionalmente se las puede ver en pequeños grupos. Suelen pasar el verano alimentándose en aguas polares, para llevar a cabo prolongadas migraciones hacia el ecuador conforme llega el invierno.

Estas gráciles nadadoras recorren el océano a más de cuatro nudos, pero son capaces de alcanzar los 17 nudos cuando están inquietas. Las ballenas azules se encuentran entre los animales más ruidosos del planeta. Emiten distintos pulsos, gruñidos y gemidos, y se cree que, en condiciones óptimas, las ballenas azules pueden oírse entre sí a más de 1.500 kilómetros de distancia. Los científicos creen que, además de para comunicarse, emplean estas vocalizaciones, junto a su excelente oído, para navegar por sónar en las oscuras profundidades del océano.

El surfero Rich German navegó hace unos días junto a una ballena azul en Laguna Beach, California y el fotógrafo Mark Girardeau grabó el encuentro con un dron. Las imágenes muestran a German surfeando durante más de tres minutos junto al gigantesco cetáceo.

Según ha relatado el surfero en su muro, decidió lanzarse al agua tras atisbar al animal de manera fortuita a menos de un kilómetro de la costa: "Escribí al Capitán Taylor de Newport Coastal Adventure, que me confirmó que lo que veía era una ballena azul".

German ha rememorado la historia contando cómo: "Corrí a casa y para las 16:30 ya estaba en el agua. Remé unos cinco kilómetros hacia el norte y a las 17:20 encontré a la ballena". Pocos minutos después, Mark Girardeau se acercó a la zona con su dron siguiendo al mismo animal y pudo grabar el momento. Al parecer, German y Girardeau llevaban años tratando de conseguir imágenes del surfero junto a uno de estos animales.

No ha sido la primera vez que los dos hombres se han acercado a un animal de estas características: de hecho, el surfero había salido varias veces en los días anteriores a la filmación a navegar junto a las ballenas azules que se habían acercado a Laguna Beach.

Además, ambos tienen experiencia lidiando con fauna salvaje. Las aventuras de German, que se vanagloria de haber recorrido 36.210 kilómetros sobre su tabla en los últimos nueve años, le han llevado a surfear junto a delfines, ballenas grises y toda suerte de animales marinos mientras que, por su parte, Girardeau se presenta como un fotógrafo de vida salvaje.


 

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