sábado. 20.04.2024
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Todo aquel que se considere amante de las olas tiene una cuenta pendiente hasta que no visite Puerto Chicama, el pequeño y encantador pueblo donde aparece la ola de izquierdas más larga del mundo. Aquí podrás surfear entre lobos marinos, desconectar con sus preciosos anocheceres, comer bien y barato los platos más típicos del mar peruano, así como conocer gente local muy amable y tranquila. Chicama es surf y mucho más.

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Puerto Chicama es como se conoce comúnmente al pueblo de Puerto Malabrigo, en la costa norte del Perú, a 1 hora y media de Trujillo. Es un pequeño pueblo de pescadores que ve sacudida su tranquilidad por una sola circunstancia: que el mar bombee las olas soñadas. Durante el resto del año, los habitantes de Puerto Chicama disfrutan de la calma de un lugar como este, enclavado dentro del desierto, viendo faenar a los barcos que llevarán la pesca del día a sus restaurantes y cevicherías, saludando a algún que otro viajero, charlando pausadamente sobre el paseo marítimo o haciendo sus tareas diarias.

Esta calma se ve trastocada cuando las corrientes, mareas, vientos y tormentas del Océano Pacífico así lo quieren. Decenas de surfistas vendrán de todas partes del mundo cuando se confirme el parte de olas. Por aquí verán desde ‘gringos’, australianos y alemanes, hasta franceses, españoles, israelitas y gentes de todo el Globo. De Perú mucha gente toma un vuelo desde Lima mayormente.

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Y es que no es para menos. El litoral formado por diversas playas y bahías crea las condiciones perfectas para que se produzca la famosa ola de Chicama que, en sus mejores días, podrás cabalgar durante más de 3 kilómetros. Mayormente el fondo es de arena, aunque hay algunas secciones donde podemos encontrar rocas, por lo que es muy recomendable llevar casco, sobre todo los días en los que el Pacífico muestra todo su potencial. Por desgracia, la ola únicamente sale cuando se dan las condiciones perfectas, por lo que si estás de viaje y decides pasar por Chicama, hay probabilidades de que la ola que buscas no esté. Aun así, las condiciones del mar y los fondos, aseguran olas muy divertidas casi siempre desde marzo a noviembre.

A pesar de ser un pequeño pueblo costero, Puerto Chicama ha conseguido compaginar su tranquila vida con los momentos de explosión surfera. Así podrás encontrar todas las comodidades para que tus sesiones y tu estancia sean perfectas.

Para hospedarte te vamos a recomendar el hotel Sueños de Chicama, un lugar privilegiado por ser el último alojamiento del paseo marítimo donde podrás despertar, abrir el balcón y tener frente a ti la mejor vista de las olas de Chicama. Aquí fue donde nos quedamos todos los días que disfrutamos Chicama y fue una delicia. Tanto Giovana como Junior nos hicieron sentir como en casa, además de proporcionarnos un contacto para alquilar las tablas. Las habitaciones son espaciosas, con todo lo necesario, el baño privado con agua caliente, ideal para terminar la sesión.

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Si quieres comer un buen ceviche, un arroz con marisco o más platos típicos de la cocina peruana, te recomendamos encarecidamente El Rinconcito Chiclayano, con una perfecta relación calidad precio. Si prefieres comer con vistas al mar, también hay otras opciones muy buenas en el paseo, solo tendrás que darte una vuelta y preguntar. Otra opción para cuando estés saturado de tanto pescadito, ceviche o tiradito (si es que se puede estarlo), es visitar el pequeño restaurante Burguers and Brownies, donde encontrarás hamburguesas y pizzas súper ricas, muy abundantes y a muy buen precio. Podrás terminar el día con un buen trozo de brownie casero delicioso. Mención especial a Mariela, la anfitriona, que os hará sentir como en casa.

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Para surfear tendrás varias opciones. Lo mejor es que preguntes en donde estés alojado, o si ves algún surfista por la zona. Por lo general, los precios pueden variar bastante. Habrá gente que te dará la opción de alquilar el servicio de lancha que te lleva hasta las olas. Es más cómodo ya que no tendrás ni que remar para estar en el pico y, posiblemente los días de mar gruesa sea la única opción para poder coger unas buenas olas. Obviamente, la sesión surfera te saldrá más cara, pero por 80 soles (unos 20 euros) puedes conseguir este transporte. Nosotros no lo elegimos ya que nos dijeron que no era necesario, simplemente tendrás que caminar por la playa unos 30/40 minutos. Lo que sí podemos recomendarte es a quién alquilar las tablas: el Zorro. Un fotógrafo y surfero local que lleva toda la vida disfrutando de su Chicama querida y tiene una serie de tablas y neoprenos en buenas condiciones y con los mejores precios del lugar. No dudes en preguntar por él cuando estés por allá, se nota lo buena gente que es y lo que le gusta compartir sus conocimientos con quien le pregunte. Saludos desde aquí, disfrutamos de unas sesiones muy divertidas gracias a sus consejos y las tablas que nos alquiló adecuadas para el tipo de ola que había.

En definitiva, Chicama es un lugar con mucho encanto, donde parece que el tiempo se detiene hasta que llegan las olas. Igualmente, la famosa ola de Chicama sólo surge cuando se dan las condiciones perfectas. Es probable que si vas, esa ola no esté, pero sí podrás disfrutar de sesiones muy buenas gran parte del año. Además, hay muchos más alicientes para llegar hasta aquí, como su gastronomía, las puestas de sol o simplemente buscar unos días de desconexión escuchando el mar de fondo.

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Si quieres saber más sobre la ola de Chicama y cómo fue la primera ola del mundo protegida por ley, te recomendamos que leas el siguiente artículo que escribimos en 2018: