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El mar y el océano forman un ecosistema que ha estado en contacto con la humanidad desde los albores de la historia. Su inmensidad y belleza han provocado que el hombre intente establecer una relación de amor a pesar de sus peligros inherentes. Y es que más allá de ser empleado para la navegación y para el traslado de turistas y mercancías, el mar también ha tenido un fuerte componente recreativo. Bien conocidos son los deportes que se practican en él o el hecho de surcar sus olas como diversión. Pero más allá del agua, es altamente importante el variado ecosistema que alberga.
Muchas son las leyendas relacionadas con el mar que hablan de criaturas gigantescas o mitológicas que lo pueblan. Y sin duda, existe un animal que reina debido a su leyenda negra, los tiburones. La fascinación por estos peces es un elemento presente en todo tipo de representaciones populares y culturales. Es fácil recordar el mítico "Tiburón" de la saga James Bond, uno de los enemigos más espectaculares de la saga literaria iniciada por Ian Fleming en 1953. Su voracidad era equiparable a la de un animal real, a causa de su mandíbula metálica. Esta asociación entre la ferocidad y los tiburones ha provocado una representación errónea de su comportamiento.
No sólo son comunes los errores sobre su estilo de vida, sino también en cuanto a la relación de los tiburones con las aguas más cálidas del planeta, obviando así algunos contextos que nos son más cercanos, como es el caso del mar Mediterráneo. Y lo más sorprendente es que existen un total de 47 especies diferentes en nuestro mar. No sólo hablamos de tiburones de tamaño medio o pequeño, sino que incluso en la década de los 60 era habitual encontrar tiburones blancos en las costas de las Islas Baleares. La explotación pesquera de la zona provocó su desaparición progresiva en las Pitiusas, pero hay que hacer énfasis en que en las costas españolas se han realizado avistamientos de ejemplares de más de cinco metros.
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Uno de los casos más curiosos que se recuerdan es el que tuvo lugar el 12 de noviembre de 1992 en la localidad de Tossa de Mar. Tossa es un pueblo costero ubicado en la provincia de Girona que destaca por su apariencia idílica y mediterránea. Lo que nunca habrían podido imaginar sus habitantes es que sus playas albergarían el cuerpo de un gran tiburón blanco. El animal, de más de cinco metros de largo y una tonelada de peso, llegó moribundo a la primera línea de costa. Este hecho causó una gran expectación entre los vecinos y las autoridades fueron alertadas debido a la presencia del depredador. Éste presentaba unas grandes heridas en la zona abdominal, y murió pocas horas después de su primera identificación.
En territorio español, desde 1847 sólo se han identificado tres ataques, uno en el golfo de Vizcaya y dos en el Mediterráneo. Si abrimos el prisma y analizamos la totalidad del Mare Nostrum, cabe destacar un ataque que sufrió un bañista italiano en 1989 a 27 metros de profundidad; el atacante fue un gran tiburón blanco. Pero no hay que realizar un análisis sensacionalista de los contactos con tiburones. Los expertos siempre hacen hincapié en el hecho de que los peces siempre tienen más miedo de nosotros que al revés. La mayoría de tiburones que se pueden ver en el Mediterráneo son inofensivos, la especie más famosa es la conocida como tintorera. Su presencia ha obligado a cerrar muchísimas playas de nuestra costa, pero se trata más de un hecho de psicosis colectiva -Spielberg tiene mucha culpa- que por un ataque inminente.
También es famosa la cañabota, un tiburón que puede llegar a crecer hasta los 5 metros y que ha evolucionado muy poco desde la prehistoria. En el Mediterráneo se han visualizado también tiburones martillo o tiburones toro, dos de las especies más famosas y más presentes en la cultura popular. Por lo tanto, tenemos que romper tópicos. No es imposible que podamos visualizar en nuestras costas algunos de los tiburones más presentes en los documentales. A partir de ahora, seguro que algunos estarán mucho más atentos a la costa cuando se acerquen a realizar deportes relacionados con el mar, como es el caso de nuestro querido surf.
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