Todo va muy rápido
Sesenta y ocho personas hacen cima en el Annapurna en un solo día, previamente un helicóptero aprovisionó de cuerda y oxigeno artificial a los “expedicionarios” y sherpas en el campo 4 a 7.200m de altura. Nepal da este año 2021 más de 400 permisos para la ascensión al Everest y acumula más de 2000 personas en su campo base. Los helicópteros sirven de taxi que deposita a “turistas de expedición” en campos superiores para evitar el cruce de la cascada de hielo. ¡Pero llego la Covid-19 y mandó parar!
En estos momentos Nepal está paralizado, el aeropuerto de Kathmandú cerrado hasta fin de mayo y numerosas expediciones se han retirado y sus miembros o han salido o están intentan salir del país. Por otro lado, aunque el gobierno nepalí lo niegue, el virus ha barrido los Campos Bases, siendo necesarias decenas de evacuaciones en helicóptero hacia los colapsados hospitales de la capital. Las estructuras sanitarias son débiles o inexistentes y por supuesto los hospitales de calidad son de pago y quedan reservados para quienes puedan hacer frente a las facturas.
Montañas y sherpas
El gobierno nepalí tiene la gallina de los huevos de oro, tiene un producto único en el mundo y esto es ocho montañas de más de ochomil metros y entre ellas la más alta: el Everest. Por otro lado el pueblo sherpa que habita en las altas zonas próximas a estas montañas. Esta gente ha sido clave en la historia de las conquistas de las más altas cimas del planeta y hoy son grandes profesionales con suficiente formación y que añadido a sus características físicas, les han colocado en primera línea de un nuevo y discutible tipo de alpinismo.
Esta actividad como cualquier disciplina ha evolucionado, desde las primeras ascensiones a las más altas montañas, utilizando grandes medios y oxigeno artificial, se pasó a un tipo de expedición muy ligera y se distinguió a las ascensiones realizadas sin oxígeno artificial de las que si lo utilizaron. Hace ahora 25 años de la tragedia del Everest, donde fallecieron 8 personas, y que puso en cuestión a las expediciones comerciales, que ponían a disposición de sus clientes todo tipo de medios para facilitarles una ascensión que de otra forma les sería imposible de realizar, a cambio del pago de cuantiosas sumas de dinero
Una empresa nepalí, lideradas por sherpas con un gran currículo a sus espaldas, han conseguido gran fama y disponen de medios hasta ahora impensables. Sus campañas de marketing amparadas por los record de Nirmal Purja, al que le han proporcionado toda la infraestructura para sus expediciones a los 14 ochomiles, les ha hecho ser la empresa mayor en este campo de Nepal con más de 500 clientes por año en las más grandes montañas.
Cuando se le pregunta a Mingma Sherpa, manager de la citada empresa, sobre cuál es su filosofía, el responde que su objetivo es ofrecer el servicio que sus clientes demandan.
Hemos podido ver fotos de las tiendas de campaña instaladas en el C.B del Everest, donde hay cama con somier, sofá, humificador, calefactores y un largo etcétera de facilidades para hacer la estancia de sus clientes muy cómoda. Los cilindros de oxigeno se depositan convenientemente en las montañas para que los clientes hagan uso de este gas cuando y como quieran, las cuerdas fijas se tienden hasta las cimas para facilitar el ascenso y descenso y no se repara en asistentes, cuatro o seis, por cliente
Se podría pensar, bueno si lo pagan ya está bien. Pero hay muchos factores a tener en cuenta antes de mirar para otro lado y dejarlo pasar. Unos son morales, otros éticos y otros de sostenibilidad y defensa de ecosistemas sensibles.
¿Ética?
Sobre la ética de esta forma de promover las ascensiones, se han escrito cientos de artículos por muy reputados alpinistas. Pero mi interés en este post está más en analizar el liderazgo de una comunidad local y en el impacto de esta actividad.
Actualmente la industria turística, que es uno de los sectores más castigados por los efectos de la Pandemia, está en pleno proceso de adecuación, reinventándose en un nuevo modelo más inclusivo y cercano, más activo y real. Todo debemos mirarlo bajo una óptica diferente y la aplicación de la premisa sostenibilidad es imprescindible.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) deben ser la guía en la que todas las actividades humanas tendrían que basarse. En el caso que nos ocupa, parece claro que tras un somero análisis socioeconómico de Nepal las líneas de trabajo deberían centrarse en el cuidado del medio ambiente y de las aguas (ODS 6, 13 y 15); en la gestión de la pobreza, trabajo decente y reducción de las desigualdades (ODS 1, 8 y 10); en el desarrollo de las comunidades locales y en la salud y el bienestar (ODS 2,3 y 11) entre otras muchas tareas.
Nepal, lleva más de cincuenta años siendo un destino de primer orden para actividades en la naturaleza y en concreto para la práctica del trekking en las altas montañas. Pero desde hace decenios se han ido señalando y no siempre corrigiendo los efectos de este tipo de actividades provocaba y que no redundaban en beneficio del medio ambiente ni de las personas que allí habitan. La desforestación causada por el exceso de construcciones para albergar a un número creciente de viajeros, la aparición de envases plásticos y botellas de un solo uso, la quema de combustible fósil para calentar un agua que “permitía” la higiene de los visitantes. La denuncia permanente en diversos foros y durante años fue logrando que las autoridades fueran actuando y las comunidades locales percibiendo que esto no era un camino viable y, adoptando usos y costumbres más saludables
Nepal recibió en el año 2019 la cantidad de 200.000 trekkers y expedicionarios. Estos últimos asediaron 69 montañas. El Everest y el Ama Dablam fueron las montañas a las que se concedieron más permisos, siendo en ambos casos más de 300. Las royalties pagadas por esas expediciones fueron de 5.017.950 $, de ellos, más de 4 millones fueron provenientes del Everest.
Si analizamos como se distribuyen en el país los visitantes anteriormente mencionados vemos que los trekkers lo hacen en un total de 11 áreas, mientras que las expediciones se centran mayoritariamente en las montañas del valle de Khumbu.
La masificación y el efecto que provocan las expediciones y las instalaciones de Campos Bases y quiero hacer especial hincapié en esta actividad ya que incide en lugares concretos, a gran altura y especialmente sensibles como son las cabeceras de los grandes glaciares. Estas zonas nunca antes habían sido habitadas, y ahora lo son durante una cantidad notable de tiempo, hasta 90 días, y por un número de personas alto y con grandes necesidades que deben ser aportadas externamente, generando residuos de todo tipo y contaminación en lugares donde la descomposición orgánica ligada a la acción bacteriana es inexistente debido a las bajas temperaturas.
Cuando hablamos de sostenibilidad, siempre debemos tener en cuenta la relación con las comunidades locales y si analizamos el caso nepalí y en concreto lo que sucede en la región del Khumbu y en concreto con el pueblo sherpa, nos encontramos con una situación que merece de reflexión.
Sherpas y el negocio de las expediciones
Los sherpas van unidos a la historia del himalayismo del que son parte fundamental y sin su contribución no hubieran sido posibles las grandes ascensiones y exploración de las altas montañas. Su gran capacidad y su carácter los hicieron imprescindibles para las expediciones y para el desarrollo de la industria del trekking.
Figuras como Edmund Hillary, Reinold Mesner y muchas otras han dedicado grandes esfuerzos en mejorar las condiciones de vida de este pueblo.
En los últimos años, su papel ha cambiado radicalmente y aunque siguen prestando servicios a las empresas extranjeras hoy ya lideran el negocio de las montañas, lo dirigen con eficacia y a la vez han desarrollado su capacidad de liderar el alpinismo de “ochomiles”, aunque sea de forma discutible.
Por otro lado surge un tipo de cliente que considera que subir al techo del mundo le puede otorgar prestancia o le permite conseguir sponsor que sufraguen los altos costos de esa actividad. Por estas razones es frecuente ver a personas que nunca se relacionaron con la filosofía de las montañas, que no la entienden, que no aceptan esa forma de vivir y que generar microentornos a su medida ya que se los pueden permitir.
Y en este momento se genera el conflicto, esta comunidad toma las riendas de un floreciente negocio, sabe leer las demandas y los caprichos del mercado y, sin reparar en medios, son capaces de generar una industria que aporta grandes cantidades de dinero que revierte en su comunidad.
Entramos de lleno en la ecuación oferta vs. demanda. Definamos la corresponsabilidad de lo que está ocurriendo.
Pero ¿qué pasa con el respeto al medio ambiente, con el desarrollo sostenible? En muchos entornos se razona diciendo, ¿cómo va a pensar en el medio ambiente alguien que vive en unas condiciones tan duras? De acuerdo, aquella es su tierra y han sido capaces de ponerse a la cabeza de un negocio que, de no hacerlo ellos, lo harían empresas de otros países del mundo. Pero no hay plan B, no hay vuelta atrás, si rompes, talas, contaminas y arrasas sin contemplación, la vida no será posible y esa fuente de ingresos, solo servirá para hacer ricas a unas pocas personas pero mataran a esa gallina que ha empezado a poner huevos de oro. Ese creciente bienestar que puede aportar al pueblo Sherpa este tipo de expediciones tiene que ser revisado, más allá, insisto, de la cuestionable ética. En nuestro país, en otro orden de cosas, no hicimos caso a un desarrollo expansivo que arrasa las costas con hormigón y esto en el medio plazo está siendo disuasorio a la hora de elegir un destino vacacional, para muchas personas que buscan lugares respetuosos con el medio ambiente.
El pueblo sherpa, debe asumir que más allá del dinero, imprescindible para su desarrollo y mejora de la calidad de vida, está la naturaleza. Ellos la ocupan temporalmente, tienen derecho a explotarla, pero también tienen la responsabilidad de conservarla para el futuro. Espero que este debate se empiece a dar más pronto que tarde, el destrozo es fácil de producir, pero su reparación puede ser imposible.
Por otro lado las sociedades que nutren de clientes estas actividades, deben ser conscientes del impacto que provocan al demandar servicios fuera de lugar en entornos naturales. No todo es válido y la opinión pública tiene que tomar conciencia de la responsabilidad que asumimos en países en desarrollo, donde el dinero es fundamental y lo que prima, entre sus clases dirigentes, no son los principios éticos, la responsabilidad social ni los criterios de sostenibilidad.
Datos: NEPAL TOURISM Government of Nepal Ministry of Culture, Tourism & Civil Aviation Singhadurbar, Kathmandu 2020 STATISTICS 2019
Jose Antonio Masiá es fundamentalmente un viajero y un amante de la naturaleza. La montaña ha sido su pasión desde niño y esto le ha llevado a caminar por las principales montañas del planeta y a ascender a muchas de ellas. Con casi cien países visitados, lleva cuarenta años al timón de Trekking y Aventura, la agencia de viajes pionera en este tipo de actividades en nuestro país.
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