El Gobierno de Aragón ha publicado en su página web un estudio sobre los enclaves de afección potencial a la avifauna por la escalada y las carreras de montaña en la Comarca del Sobrarbe, en Huesca.
Dicho trabajo ha sido realizado por José García Fernández y Ana Trujillano Dorado, bajo la dirección técnica de José María Martínez González del Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón.
A continuación mostramos un breve resumen del documento, destacando los puntos que consideramos más relevantes. Puedes encontrar el documento completo AQUÍ.
Objetivos y metodología
Este trabajo pretende contribuir al conocimiento de las zonas de escalada y las carreras de montaña en la Comarca del Sobrarbe, su afección potencial sobre los espacios protegidos y, especialmente, sobre la conservación de las rapaces rupícolas, así como de las posibles medidas tendentes a su mitigación, a través de los siguientes objetivos:
- Elaborar un inventario de las zonas de escalada que existen en la actualidad, así como detectar otras zonas que puedan ser equipadas en un futuro con vías de escalada deportiva.
- Realizar una valoración de las vías potencialmente sensibles para la conservación de las rapaces rupícolas.
- Efectuar una relación y valoración ambiental de las carreras de montaña que se disputan regularmente en su territorio.
- Elaborar criterios de regulación y comunicación sobre las afecciones de estas actividades.
De tal manera se ha recopilado información sobre las carreras de montaña existentes, junto con los sectores de escalada conocidos (de todas las modalidades) así como las zonas susceptibles de ser equipadas en el futuro. En cada zona se determinaron aspectos ambientales de interés en base a su localización geográfica, esto es: estar situados dentro de Espacios Naturales Protegidos (ENP), Red Natura 2000, Lugares de Interés Geológico (LIG), Ámbito de protección y Áreas críticas de especies amenazadas.
La valoración de la afección sobre las aves rupícolas se ha centrado en tres especies: Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), Alimoche (Neophron percnopterus) y Buitre leonado (Gyps fulvus) en base a los datos conocidos sobre áreas de cría y reproducción.
Para valorar las vías de escalada que potencialmente suponen un riesgo para su conservación se ha tenido en cuenta la distancia de éstas a sus áreas de cría, definidas por las coordenadas de ubicación de sus nidos, y la distancia de seguridad que garantiza la tranquilidad de las aves.
Por último, se realizó la valoración del riesgo de afección a la avifauna para cada sector de escalada, según grado de amenaza de la especie, número de nidos, número de nidificaciones u ocupaciones, número de unidades reproductoras diferentes y frecuentación de escaladores.
Resultados
En total se han localizado 38 zonas o escuelas de escalada, encontrándose un total de 61 sectores de escalada. El número de vías contabilizadas ronda las 900 en total. En cuanto al tipo o modalidad de escalada, hay de todo: deportivas, clásicas semiequipadas y desequipadas, siendo el largo o longitud y el grado de dificultad también muy variable y diverso.
La mayoría de las zonas de escalada (74 %) están dentro de espacios con alguna figura de protección, ENP, Red Natura 2000 o LIG. Este porcentaje asciende hasta el 87 % si se contabilizan además las Áreas críticas de especies en peligro. Teniendo en cuenta los Espacios Naturales Protegidos, 8 sectores se sitúan en zonas periféricas de protección del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Un total de 106 nidos de las diferentes especies estudiadas se sitúan dentro de los sectores de escalada, o en su área de influencia de afección potencial negativa, ascendiendo a un número total de 36 los sectores con presencia de nidos en dichas áreas.
La valoración final del riesgo de afectación a las citadas especies dentro de la época de cría, ha arrojado los siguientes resultados: del total de los 61 sectores de escalada encontrados en la Comarca del Sobrarbe, en 25, que representan algo menos de la mitad (41 %) el riesgo de afección potencial sería NULO. En los 36 restantes (59 %) habría cierto riesgo, siendo BAJO en 11 sectores (18 %), MEDIO en 1 único sector (2 %) y ALTO en el resto: 24 sectores (39 %).
Con respecto a las carreras de montaña se han identificado 17 que anualmente se disputan en la Comarca del Sobrarbe.
La mayoría de las pruebas se realizan fuera del periodo más sensible para la reproducción de las aves. De las 17 carreras de montaña se han detectado en 12 de ellas presencia de nidos dentro del área de influencia potencial negativa, establecido para cada especie de ave.
Un total de 142 nidificaciones de las diferentes especies se iniciaron dentro del área de influencia durante los años 2010 a 2020, siendo 78 de ellas las que se produjeron en época de cría
El 88 % de las carreras se realizan dentro de espacios protegidos, al menos en algún momento de su recorrido
Conclusiones
La gestión de la escalada y otros deportes o actividades en el medio natural es, sin duda, un desafío para las administraciones que tienen el cometido de hacerlas compatibles con la protección de los recursos naturales en general y, especialmente, con aquellos más amenazados. Estas actividades indudablemente causan impactos, tanto positivos como negativos, sociales, culturales y ambientales que deben ser valorados adecuadamente con base en evidencias científicas sólidas, de las que emanen un conjunto de medidas graduadas que engloben desde medidas indirectas como la información, educación y concienciación, u otras como dificultar los accesos, hasta medidas directas como la regulación e incluso la prohibición o el desequipamiento de vías, en caso necesario.
Un problema común es la falta de información que puede existir acerca de los potenciales efectos negativos que provocan sobre el medio.
Una adecuada información de los aficionados evitaría de manera muy efectiva dichos impactos, reduciría la necesidad de regulación y fortalecería el apoyo de la comunidad. Las estrategias de educación del colectivo escalador deben centrarse en la promoción de la conciencia ambiental, el conocimiento de las especies sensibles y las prácticas de mínimo impacto para proteger al medio ambiente y a las especies silvestres. Los representantes de los escaladores, tanto a nivel local como los clubs, como a nivel autonómico y nacional como son las federaciones, junto a la administración competente, deben ser agentes destacados a la hora de transmitir y difundir la información ambiental deseada.
Un asunto central en el manejo de la escalada en la actualidad, que tiene que ser abordado urgentemente para evitar que los problemas sigan creciendo y multiplicándose sin control, es la instalación de nuevas vías, sectores e incluso zonas de escalada deportiva. Es incomprensible la permisividad que existe respecto a esta práctica, que debería estar sujeta a autorización de manera general y, especialmente, en espacios protegidos. Cualquier persona sin autorización previa, sin evaluación del impacto ambiental, y solo bajo su propia decisión y criterio, puede montar donde quiera una vía nueva. Incomprensiblemente no existe normativa que lo prohíba, o ésta es ignorada en la práctica, excepto en ciertos espacios protegidos. Como resultado se han equipado vías muy cerca e incluso directamente sobre nidos de especies amenazadas.
La regulación, en el caso de las aves, pasa por el diseño de zonas de seguridad o de tranquilidad en torno a sus áreas de cría, especialmente de aquellas especies más amenazadas y sensibles, donde se limite su práctica, utilizando escalas espaciales y temporales. Estas zonas beneficiarían 10 enclaves de afección potencial a la avifauna por la escalada en la Comarca del Sobrarbe colateralmente a otras especies que comparten su hábitat. Deben ser dinámicas, fácilmente comprensibles, estar actualizadas y ser accesibles para los usuarios, lo que requiere un importante esfuerzo e inversión que debe ser asumido por las administraciones competentes.
Cierta parte del colectivo de escaladores muestran una gran implicación, especialmente desde que se empezaron a promulgar limitaciones en ciertas áreas, y siempre ha demandado poder participar en el desarrollo de las regulaciones. La gestión de las zonas de escalada debe venir de la mano de las organizaciones o asociaciones de escaladores, especialmente aquellas vinculadas a los territorios, debe fomentarse la colaboración y la participación activa de los escaladores y sus representantes en la planificación de las regulaciones, construyendo relaciones cooperativas que les hagan sentir y comprender que las restricciones son necesarias y están basadas en observaciones de campo e investigaciones rigurosas y reales. Entonces serán más respetadas y aumentará su cumplimiento, a pesar de que estas medidas no siempre son bien recibidas por los usuarios de estos espacios.