Créditos imagen: Patagonia
La industria textil es una de las más contaminantes del planeta, debido en gran parte, pero no exclusivamente, a las aguas residuales generadas durante el proceso y a la presencia de ciertos químicos en las mismas. Para ponernos en contexto, se necesitan 2700 litros de agua para hacer una camiseta de algodón. Si vamos a un tejido como el poliéster, encontramos que tiene el doble de huella de carbono que una camiseta de algodón, y que la producción global destinada a la industria textil libera al medioambiente el CO2 equivalente a las emisiones anuales de 185 centrales eléctricas de carbón. En el mundo de la montaña, la industria textil juega un papel de gran relevancia y en este sentido, puede entrar en confrontación con una serie de valores medioambientalistas que han estado tradicionalmente asociados a la práctica del alpinismo y montañismo. En Sal&Roca hemos tratado mucho los temas de los impactos medioambientales de prácticas tanto en estos entornos como en el surf, ya que creemos en el papel determinante de los grupos sociales que componen estas subculturas en el discurso sobre la sostenibilidad de nuestras sociedades.
No por todo el horizonte se avecina tormenta y hay empresas que creen en valores de sostenibilidad y generan iniciativas para impulsarlos. En Patagonia existe este tipo de tradición, que va desde su programa de becas medioambientales (como la concedida a Escalada Sostenible para su Programa de Recuperación de Aves), hasta iniciativas del estilo de Worn Wear, orientadas hacia la potenciación de la economía circular.
"Nuestro mayor interés no es tanto el reconocimiento de la marca sino en concienciar a la gente del uso responsable de aquello que hacen en su consumo diario" nos comenta Sergio Nieto, de Patagonia España, en el Sputnik Climbing, donde este junio se ha llevado a cabo la campaña Worn Wear en Madrid. "Lo que nosotros queremos transmitir con esto es, lo primero, que con las cosas materiales con las que tú has tenido una historia, y que encima esa historia está vinculada a momentos agradables y divertidos que hay en tu vida, tengan un valor sentimental más allá del puramente material. ¿Por qué?, porque lo primero lo vas a cuidar y lo segundo vas a intentar hacer todo lo posible para que eso no acabe en la basura".
Esto, en efecto, es clave en la idea de Worn Wear y la gente de Patagonia no se lo ha sacado de la manga. El apego a objetos inanimados es una realidad y ha sido estudiado en las ciencias sociales. Wallendorf y Arnaud (1988) describieron en su estudio que el apego a los llamados "objetos favoritos" se diferencia del componente posesivo del materialismo y del apego a otras personas: los objetos "sirven de almacenes de significaciones personales, de género y edad" (Wallendorf & Aranaud, 1988) y se entenderían como un materialismo instrumental, en el punto en que son "puentes hacia otras personas o sentimientos". Los objetos representan objetivos, manifiestan habilidades y moldean la identidad de sus usuarios (Csikszentmihalyi & Rochberg-Halton, 1981).
Prendas dispuestas para ser reparadas en el almacén central de Patagonia, en el estado de Nevada. Créditos imagen: Patagonia
Así, desde Patagonia creen que esto va a fomentar el cuidado de nuestras prendas y hacer todo lo posible por que no acaben en la basura. "El hecho de que no acaben en la basura, explica Sergio, tiene dos consecuencias. Por un lado, no hacer un gasto innecesario en un producto nuevo que a lo mejor no necesitas, y por otro, porque eso conlleva ineludiblemente un consumo de recursos naturales que a lo mejor no se tiene por qué producir si tu eres capaz de reparar esa prenda. Esta concienciación debería extenderse mas allá del consumidor y llegar hasta las marcas del sector textil y prendas técnicas, para intentar hacer productos que sean reparables. De esta manera, el modelo de las 4Rs alcanzaría una importancia central en la filosofía de la compañía: reparar, reutilizar, reciclar y reducir.
¿Cómo podemos estar gastando y consumiendo todos los recursos naturales como si fueramos en un futuro a ampliar la capacidad en más de la mitad del Planeta? Es que no tenemos más planetas
¿Y este modelo puede ser viable para otras marcas aparte de Patagonia? "Lo que está demostrado, y no solo por Patagonia, que lleva ya más de 50 años en el mundo, es que ese modelo de negocio es viable" afirma Sergio, "dentro de nuestra misión, que es hacer el mejor producto e intentar causar el menor daño posible al medio ambiente e inspirar al resto de la industria a tomar acción y medidas contra el impacto medioambiental, esa inspiración está basada en un modelo que funciona."
Claramente, nuestra existencia diaria tiene un impacto en el ecosistema, incluidas las prácticas deportivas que hacemos, pero también tenemos una alternativa para que el impacto sea menor. "Todo lo que hacemos deja una huella pero hay maneras. No solo intenta dejar la menor huella posible, si no intenta que tu huella sea regenerativa. Es la única forma posible" comenta Sergio con la confianza de quien sabe que la empresa que representa ha descubierto ya varias fórmulas interesantes. No solo el Worn Wear se enmarca dentro de esta filosofía, sino también la búsqueda constante de fibras textiles de bajo impacto medioambiental, como el Tencel®, un tipo de fibra que no requiere procesamiento químico viscoso como el bamboo, o la evolución en distintos materiales para la composición de los trajes de surf libres de neopreno (Yulex®, que reduce en un 80% las emisiones de CO2 durante la producción de polímeros).
Sputnik Climbing fue el lugar elegido por compartir filosofía y el modo de ver la vida por Patagonia. El modelo de colaboración entre Sputnik y Patagonia es un ejemplo para Europa, sobre como puede influenciar la gente que practica un deporte como la escalada, colectivo que va a llevar su práctica al entorno medioambiental junto con una conciencia sobre la sostenibilidad del medio que les rodea. "Sputnik nació al calor de libros como el Que mi gente vaya a hacer surf (de Chouinard, creador de Patagonia). ¿Se puede construir un proyecto que no te genere dilemas éticos y dónde tu gente pueda ir a trabajar feliz? ¿Cabe en este mundo de consumo rápido, competitividad a muerte y malos trabajos? Si vamos a hacer algo que sea así" explica Dani Castillo, de Sputnik. "La escalada, al final, es una herramienta brutal que en siglo XXI propone cosas increíbles en cuanto a no competitividad, género... es una herramienta de comunicación, de educación, que trabaja a través de cosas que la gente siente mucho."
Y utilizando esta herramienta como discurso de educación, la economía circular ha entrado con fuerza en el mundo de la escalada madrileño, generando un debate pero también indicando cual es el camino hacia adelante. Por muchas más iniciativas como esta.
Este artículo ha sido posible gracias a la desinteresada colaboración de Dani Castillo, de Sputnik Climbing, Sergio Nieto, de Patagonia y Juanma León, de Escalada Sostenible.
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