Cuando utilizamos los pies de gato sin calcetines, el inevitable resultado es el increible pestazo tras un buen número de sesiones. Hasta aquí todo bien, simplemente una putada para quien esté cerca de ti. Sin embargo, la acumulación de bacterias u hongos causantes del mal olor puede degenerar en problemas mas serios, como el pie de atleta.
Para evitar el despliegue de olores de los pinreles, hay que tener algunos cuidados al acabar de escalar. Lo primero que debes hacer es eliminar los restos de polvo, para mantener la forma y estado de conservación. Después, estaría bien que los gatos se sequen al aire libre, y nunca (nunca, NUNCA) los meteremos directamente en la mochila o los guardaremos en algún lugar cerrado.
Una vez secos, agarramos un trapo húmedo y frotaremos sobre las zonas sucias con agua, a continuación no estaría de más darle con otro trapo con un poquito de alcohol. Si el pestazo es super intenso, pilla un cepillo con un poco de jabón, y dale a la suela con amor. Si no los vas a usar en un tiempo, guárdalos con papel de periódico en su interior para que no se deformen y chupen la humedad restante. Para secarlos en un lugar cerrado y rápidamente, no uses fuentes de calor, como radiadores, simplemente utiliza el movimiento del aire, de lo contrario podrían bajarte de número y alcanzar el definitivo pie de geisha.
Y agarraos porque aquí viene la triquiñuela definitiva. En vez de comprarte un eliminador de olor específico para pies de gato, que te costará un pastón, utiliza bolsas de té que hayas usado. Say what?! Pues eso, al acabarte el té pre-escalda (que puede ser el chute de energía perfecto), pillas la bolsa, la metes debajo del grifo hasta que el agua deje de salir del color del té, a continuación la dejas secar en la ventana. Una vez seca, la metes en el zapato y estas chuparan el exceso de humedad y el pestazo a moho.
Y ala, a escalar sin que tus pies de gato provoquen el Armagedon pituitario.
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