Debía ser, no recuerdo bien, el año 1980 o quizás 81, cuando asistí a una charla que daba Lorenzo Queipo de Llano, donde nos habló de un reciente viaje donde había recorrido la región sudanesa del Kordofan y visitado a los míticos Nuba.
Eran mis inicios viajeros y ¿Cómo no? el reportaje fotográfico de Leni Riefenstahl sobre la etnia Nuba de Sudán me había impactado.
Esta fue la primera vez que conocí a alguien que había viajado por aquellas tierras remotas y de tan difícil acceso. Al final de aquella charla, Lorenzo nos comentó que la situación en la zona era explosiva y que quizás su visita a la región hubiera sido la última posible.
En el año 1983 se declaró la segunda guerra civil, la primera duró hasta 1972, que mantendría la región en conflicto armado hasta la firma de la paz en 2005, haciendo imposible cualquier tipo de viaje a aquella zona y acabando con la vida de decenas de miles de personas tanto nubas, como dinkas, nuer y de otras étnias.
Gestación y nacimiento de un país
Aquella región del planeta, quedó aparcada en un lugar de mi memoria y en un cajón de la oficina donde, cuidadosamente, colocaba esos proyectos que por distintos motivos no se podían realizar.
Una vez firmada la paz entre el norte musulmán y el sur cristiano en Sudán, continuaron los conflictos armados en la región del Darfur, lo que de hecho impedía los viajes hacia el sur del país. Fue en en 2008 cuando remitieron las luchas en esa zona situada al norte de lo que más tarde sería Sudán del Sur.
Con un 98,83 %, el referéndum de 2011 dejó clara la voluntad del pueblo sursudanés de erigirse como un nuevo país. El gobierno de Jartum aceptó la decisión y concedió la autodeterminación a Yuba, que sería la capital del nuevo país.
La guerra civil 2013-2018
Un nuevo país venía a un mundo aciago y extremadamente complejo. El petróleo, a menudo una maldición, brotaba de sus entrañas y la riqueza étnica y cultural se utilizaba geopolíticamente para mantener conflictos de diversa intensidad, pero que a menudo obligaban a grandes desplazamientos humanos tanto internos como a los países limítrofes.
En el mes de diciembre de 2013 el país se hundió en una guerra civil, que en cinco años causó más varios cientos de miles de muertos y millones de desplazados, provocando una fuerte crisis humanitaria.
En septiembre de 2018, se firmó oficialmente un acuerdo de paz entre el presidente Salva Kiir y su rival Riek Machar, quienes dirigen actualmente el país.
En los últimos años el país se mantiene políticamente estable y sin conflictos armados reseñables.
Diversidad étnica y tribal
Sudán del Sur es increíblemente diverso con más de 60 grupos étnicos diferentes. Los antropólogos han clasificado tradicionalmente a los pueblos y tribus de Sudán del Sur en seis grupos distintos. La mayoría de la población de Sudán del Sur se define como nilótica, lo que significa que sus orígenes tribales se remontan al Nilo Blanco. Cada uno de estos grupos se caracteriza por una serie de factores étnicos, históricos y lingüísticos.
Los dinka (un pueblo nilótico) son el grupo étnico más grande de Sudán del Sur, formando aproximadamente el 35,8% de la población según estimaciones de 2011. Los nuer (también nilóticos) son el segundo grupo étnico más grande (15,6%). Otras etnias o tribus son: Shilluk (Chollo), Luo, Bari, Azande, Anuak, Murle, Kuku, Kakwa, Mundari, Murle, Ndogom Lndi, Lango, Didinga, Dungatona, Acholi, Baka, Fertit, Bviri, Kreish, Bongo, Jiek, Toposa y Nuba, etc.
Dentro de cada grupo étnico, hay otras subdivisiones. Por ejemplo, el pueblo dinka está dividido en al menos 25 subgrupos étnicos, cada uno de los cuales tiene sus propias prácticas culturales, dialectos y tradiciones distintas.
Las regiones de Ecuatoria central y Ecuatoria oriental
Equatoria Central tiene una superficie de 43.033 kilómetros cuadrados y es el más pequeño de los estados originales de Sudán del Sur. Su nombre anterior era Bahr al-Jabal nombre de un afluente del Nilo Blanco que fluye a través del estado.
Y dentro de esta región merece la pena destacar el condado de Terekeka. La capital es la ciudad del mismo nombre, situada en la orilla occidental del Nilo Blanco, a 85 km al norte de Juba. "Terekeka" significa "los olvidados" en el dialecto local y es la región donde habitan los pastores mundari.
Ecuatoria oriental tiene una superficie de 73.472 km². La capital es Torit. El 1 de octubre de 1972, el estado se dividió en los estados de Imatong y Namorunyang y se restableció mediante un acuerdo de paz firmado el 22 de febrero de 2020. El estado comparte fronteras internacionales con Uganda en el sur, con Kenia en el sureste y con Etiopía en el noreste. A nivel nacional, limita con Equatoria Central en el oeste y Jonglei en el norte. El Triángulo de Ilemi en el este, entre Ecuatoria Oriental y el lago Turkana, es o ha sido disputado entre los tres estados colindantes (Sudán del Sur, Kenia y Etiopía).
Este estado es el hogar de varios grupos étnicos diferentes. Toposa, Jie y Nyangathom viven en los condados de Kapoeta en el este del estado. Los Didinga, Dodoth y Boya viven en el condado de Budi alrededor de Chukudum. Más al oeste, los condados de Lopa, Torit e Ikwoto están habitados por los pueblos Otuho, Lopit, Lango, Pari y Tenet que habitan una parte de las colinas de Lopit, los Acholi, Madi, Iyire y Ofiriha viven en el condado de Magwi más occidental.
Entre estas dos regiones podemos contar hasta 28 grupos étnicos diferentes y probablemente los que mejor conservan sus costumbres y formas de vida de todo el continente africano.
Nuestro objetivo
Al principio de este texto explicaba mi fascinación por esta región del planeta desde hace muchos años. En los últimos años hemos sopesado a menudo la posibilidad de viajar a aquellas zonas de forma segura. Fruto de contactos y de crear las sinergias necesarias creo que actualmente se puede llevar acabo.
El 8 de noviembre espero subir a un avión que vía algún país africano me deje en Juba. Allí mi amigo Musa tendrá todo preparado para llevarme a mí y a las personas que decidan apostar por esta aventura, a conocer este destino soñado por tanto tiempo.
Vehículos 4x4, material de acampada que nos permita ser autosuficientes, buenos guías locales y un cocinero que nos alimente a diario estarán esperándonos para poder llevar acabo y en el tiempo fijado, nuestra expedición a esta poco visitada parte de África.
Dos van a ser las zonas principales a visitar y lo son por ser de una grandísima diversidad étnica: Ecuatoria oriental y Central.
En primer lugar volaremos a Kapoeta para conocer a los toposa y lo jiye, dos de las tribus que aún practican las escarificaciones para adornar sus cuerpos. Más tarde y en las colinas Boya visitaremos a los larim, famosos por su arquitectura. Nuestra siguiente parada será para conocer a los lotuko, grupo étnico nilótico, que habita en las estribaciones del macizo Imatong, donde se encuentra el monte Kinyeti, el más alto del país con casi 3.200 m. Vía Torit regresaremos a Juba para desde allí, rumbo norte, dirigirnos a Terakeka para conocer a los pastores mundari y descubrir su vinculación con las watusi, vacas de largos cuernos, que son la base de su vida.
¿Qué nos espera?
Pues un África profunda y difícil. Horas de pistas duras, de polvo, calor y alguna lluvia que nos complicará la conducción. Atravesaremos ríos y nos atascaremos en barro, pondremos a prueba nuestros nervios y nuestra paciencia. Pasaremos calor, nos molestaran las moscas y nos picaran los mosquitos. Todo esto configura la lista del “en contra”.
En la lista del “a favor” pondremos la libertad de viajar por inmensos paisajes, de conocer gente y formas de vida sorprendentes, de ver paisajes únicos, de disfrutar de cielos que solo en África se pueden ver. Y sin duda, disfrutar de las sensaciones que provoca llegar a sitios que aún se conservan intactos, donde los visitantes extranjeros o no han existido o hace mucho tiempo que no se les ha visto.
Te he puesto encima de tu mesa argumentos a favor y en contra de un balance que será positivo o negativo según tú lo decidas.
La oportunidad la tienes en tu mano, si quieres saber más no lo dudes y llámanos y si ya los has decidido… pues llámanos también.
Jose Antonio Masiá es fundamentalmente un viajero y un amante de la naturaleza. La montaña ha sido su pasión desde niño y esto le ha llevado a caminar por las principales montañas del planeta y a ascender a muchas de ellas. Con casi cien países visitados, lleva cuarenta años al timón de Trekking y Aventura, la agencia de viajes pionera en este tipo de actividades en nuestro país.
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