martes. 19.03.2024
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La primera mudanza exitosa de los sapiens primitivos data de hace unos 70.000 años y su teatro de operaciones fue el paso que se formó, como consecuencia de uno de los tantos períodos glaciales, entre las costas del mar rojo de las actuales Etiopía y Yemen. Ese lugar tiene un singular nombre: “Bab el Mandeb” que en castellano significa “Puerta de la catástrofe” (llamado así por los constantes tifones del Océano Índico).

El registro fósil dejó evidencias de una migración pre-humana de Homo erectus que, partiendo de las proximidades del lago Turkana en la actual Etiopía, subió a oriente medio por el este africano hace 1.800.000 años. Los motivos de esta oleada fueron muy distintos a los de la de hace 70.000 años. Por aquel entonces el planeta disfrutaba de un cálido periodo inter-glacial que llenó de valles, abundante agua y comida los actuales desiertos del Sahara, Sinaí y Arabia Saudí. Se estima que una migración humana recorre unos 10.000 km cada 7.000 años. De manera que para llegar al actual Cáucaso debieron tardar casi 10.000 años, tiempo más que suficiente para que la formación montañosa del Cáucaso y el Himalaya más el comienzo de un nuevo y helado periodo glacial les impidiera continuar y/o regresar a su tierra natal y los abandonara a su suerte. De aquel episodio apareció el homo Neanderthal y algunos H. erectus que quedaron varados fueron poblando Europa, Asia y Oceanía evolucionando en otras especies cuya extinción coincide con la llegada de los sapiens hace 40 mil años.

Pero hace 70.000 años se sucede otro de los tantos periódicos periodos glaciales, comúnmente llamados: “Era del hielo” que deja a gran parte del planeta en la más absoluta sequedad. Los polos se congelaron e hicieron descender los mares hasta 130 mts. por debajo del nivel actual. El desierto comenzó a acorralarlos hacia la costa del Indico. Se sabe que el mar rojo había descendido más de 120 metros sobre el nivel actual, convirtiéndose en una triste laguna salada y matando a toda la fauna y flora que albergaba con la que, además, escasamente se alimentaban aquellos pre-humanos. La dieta de aquellos hombres había cambiado y la carne tuvo que ser reemplazada drásticamente por el pescado y los mariscos. Se estima que solo quedaban unos 10.000 humanos, por lo que fuimos una especie en grave peligro de extinción. Y aquí es donde creo yo imaginar uno de los momentos más dramáticos por los que hemos atravesado como especie. La presión climática nos arrinconó en la costa, el alimento y el agua dulce escaseaban como nunca y la reproducción comenzó a disminuir peligrosamente, hay quien asegura que solo quedaban unos 4 o 5 mil machos reproductores. Estábamos verdaderamente entre la espada y la pared.

Nuestro cerebro ya tenía el tamaño actual y también esa maravillosa capacidad de generar un pensamiento abstracto junto con la posibilidad de relatarlo con la voz, amplificando así su poder. No sé cómo habrá sido el relato, pero puedo imaginarlo y compartirlo conmovedoramente con aquellos. Puedo sentir su angustia y también su emocionado y alegre entusiasmo en una sencilla idea salvadora no exenta de riesgos. Quizás el relato nació alrededor del fuego compartiendo la comida en un hermoso atardecer. ¿Por qué no…? ¿Hay ámbito más propicio para compartir una idea grupal…? Lo cierto es que se convencieron y un grupo de sapiens cruzó la Puerta de la Catástrofe aprovechando los arrecifes y pequeños islotes que había dejado expuestos el descenso del mar y la decisión, al menos quiero creerlo así, no la tomó un dictador, no era -imagino-  el más fuerte y grandote del grupo, ni siquiera el más astuto o vivo. Tiene que haber sido alguien muy creativo, muy comprensivo y compañero, también algo vivo y astuto, pero, a la vez, muy responsable y altruista para guiar y saber orientar al grupo, alguien muy solidario y con una importante capacidad de empatía que terminó elaborando una estrategia en una clave de voz convincente que venciera o se aprovechara de la naturaleza. Esos genes, maravillosos, se impusieron a los de los violentos y autoritarios, como además fue siempre y nuestra especie salió airosa de uno de los episodios más dramáticos que hemos atravesado a riesgo de extinguirnos.  

Todos los humanos modernos descendemos de una de aquellas madres -Eva mitocondrial- de aquel pequeño grupo.

Este plano, resume ese tránsito hasta poblar el planeta.

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