El fracking es la fracturación hidráulica de rocas para extraer el gas y el petróleo que se encuentra atrapado en ellas
Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid relacionaba el terremoto de Lorca de 2011 con actividades humanas
Las pruebas nucleares subterráneas, mucho más potentes que el fracking, también causan terremotos
Daños causados por el terremoto en Melilla | Jesus Blasco de Avellaneda/Reuters
En la madrugada del lunes 25 de enero de 2016, a los habitantes de Melilla y del sur de Andalucía les despertó un terremoto de magnitud 6,3 con epicentro en el Mar de Alborán. Este seísmo no tiene mucho misterio, porque ha ocurrido donde confluyen las placas euroasiática y la africana y es lugar típico de terremotos. Los que no deberían ser tan comunes, pero sí lo son, son los que provocamos los seres humanos.
Fox Creek es un pueblecito de 1.969 habitantes en el corazón de Canadá. En un radio de 12 kilómetros del pueblo se encuentran tres lagos y es una zona extremadamente rica en gas y petróleo. Desde hace unos años también es rica en terremotos.
El 14 de enero de 2016 sufrieron un seísmo de magnitud 4,8 que ha sido el mayor de los registrados en Canadá en toda su historia. Un poco antes, también en enero, hubo otro de 4,4, y, con esa misma magnitud, hubo un tercero en el mes de junio de 2015. De hecho, ahora sufren terremotos diarios con magnitudes de entre 2 y 3.
Las autoridades de Fox Creek relacionaron de manera directa el terremoto de junio con el fracking y se sospecha que el último ocurrido también está relacionado con esta técnica porque ha tenido como epicentro unas instalaciones de Repsol que se dedican a ello. Los responsables de la empresa española emitieron un comunicado reconociendo que “a la hora del evento, la compañía dirigía operaciones de fracking en ese lugar”, así que cancelaron inmediatamente las operaciones hasta estudiar los datos geológicos, geofísicos y sísmicos.
El fracking supone la fracturación hidráulica de rocas para extraer el gas y el petróleo que se encuentra atrapado en ellas. La técnica implica perforar hasta cinco kilómetros en vertical y luego varios kilómetros, también hasta cinco, en horizontal. A continuación se inyecta agua con arena y con aditivos químicos a gran presión para fracturar la roca, con lo que se libera el gas y el petróleo, que ascienden a la superficie.
Pros y contras
Aparte de los microseísmos que produce el proceso, también se han descrito otras consecuencias para el medio ambiente, como problemas de sostenibilidad del agua, contaminación atmosférica, acústica y acuífera, impacto en los ecosistemas y, por supuesto, emisiones de gases de efecto invernadero.
La cantidad de agua utilizada es un problema de peso
La cantidad de agua utilizada es un problema de peso. De hecho, en Fox Creek, a pesar de estar rodeado de lagos, la industria del fracking está extrayendo más agua de la que es capaz de restablecer la naturaleza. Los cortes en el suministro de agua se han hecho habituales y el ayuntamiento se ha tenido que gastar, en el último año, hasta 206.000 dólares para llevar agua potable a los vecinos. Los defensores de la técnica consideran que su puesta en práctica podría reducir la dependencia exterior energética, generar empleo y también ingresos extras para las comunidades y ayuntamientos. Aunque eso era antes de que el precio del barril de petróleo cayera a sus niveles más bajos.
Hoy en Arabia Saudí extraer un barril cuesta entre 1 y 3 dólares, mientras que los barriles que se extraen en Canadá están a 80 dólares. Es así, porque la tecnología del fracking es cara y además los yacimientos se agotan en algo menos de cinco años, así que hay que volver a perforar, mientras que los pozos petrolíferos pueden durar décadas. De hecho, desde el verano pasado, muchas empresas de fracking de todo el planeta han entrado en suspensión de pagos por su imposibilidad de competir con los países árabes.
Tensiones naturales
En el año 2013 las poblaciones costeras de Castellón y Tarragona notaron una serie continuada de seísmos. Los expertos indicaron el uso de un antiguo depósito de petróleo como almacén de gas como causa más probable de esos terremotos. En el análisis de esos seísmos producidos por el llamado Proyecto Castor, Ramón Capote, profesor del Departamento de Geodinámica de la Universidad Complutense de Madrid, aseguró que “hay actividades que ya han producido antes sismicidad inducida, como la inyección en el subsuelo, los campos de gas y petróleo, las minas y canteras e incluso el rellenado de embalses”.
Investigadores de la Complutense realizaron un estudio que también relacionaba el terremoto de Lorca de 2011 con actividades humanas
De acuerdo con José Jesús Martínez Díaz, del grupo de Tectónica Activa, Paleosismicidad y Riesgos Asociados de la UCM, los terremotos se producen cuando los esfuerzos o tensiones naturales acumuladas en los planos de fractura que existen en la corteza superan un determinado umbral que es la resistencia de las fallas, y entonces estas deslizan repentinamente y generan terremotos. Explica Martínez Díaz que “el hombre, con algunas actividades, puede modificar esas tensiones naturales, aumentándolas o disminuyéndolas de modo que, si en una zona en la que induce tensiones adicionales existen fallas que se encuentran cerca de sus resistencia, se pueden disparar terremotos”. Asegura el investigador que ya que el fracking se basa en inyectar agua a altas presiones en profundidad para abrir las fracturas y que el petróleo fluya, “es normal que produzca cientos de microterremotos que apenas se sienten, pero también es lógico pensar que si se realiza esta técnica en zonas donde hay fallas activas grandes se puedan disparar terremotos grandes”.
Otros investigadores de la Complutense realizaron un estudio que también relacionaba el terremoto de Lorca de 2011 con actividades humanas, en concreto con la extracción masiva y continuada de agua.
La bomba
Si el rellenado de embalses, el fracking o el inyectar agua en el subsuelo provoca terremotos, es lógico pensar que las pruebas nucleares subterráneas, mucho más potentes, también los causen. El gobierno de Estados Unidos negó durante años la relación entre terremotos y las cientos de pruebas nucleares que realizaron en el subsuelo, pero hoy la evidencia científica es tan abrumadora que los investigadores incluso son capaces de saber qué tipo de explosivo se utiliza dependiendo de la magnitud del seísmo.
Hemos entrado en una nueva época geológica, el antropoceno, en la que las personas estamos modificando nuestro entorno
Lo último que han hecho, para disgusto de Kim Jong-Un, ha sido rebajar la potencia de la última prueba nuclear de Corea del Norte. Aunque los norcoreanos anunciaron que habían utilizado una bomba de hidrógeno, los científicos estadounidenses aseguran que la magnitud de 4,85 fue la misma que la del test de 2013, realizada con un dispositivo nuclear convencional.
Todos estos terremotos provocados por la actividad humana parecen dar la razón a los científicos que piensan que hemos entrado en una nueva época geológica, el antropoceno, en la que las personas estamos modificando nuestro entorno. Lo que no parece es que lo estemos cambiando para dejarlo mejor.
Publicado el 27 de Enero de 2016 en bez.es. Bajo licencia Creative Commons 4.0