Las poblaciones de gorgonias y otros organismos bentónicos del Parque Natural del Cap de Creus y el Parque Natural del Montgrí han sufrido una alta mortalidad durante 2017 a consecuencia de la proliferación de algas filamentosas en el litoral catalán. Este fenómeno podría ser el resultado de las altas temperaturas durante la primavera y el verano de dicho año y la elevada concentración de nutrientes en el medio, según apunta el informe sobre el seguimiento del medio marino en el Parque Natural de Cabo de Creus y el Parque Natural del Montgrí, las Islas Medes y el Baix Ter.
El informe, impulsado por la Generalitat y elaborado por la Universidad de Barcelona, ha sido dirigido por el investigador Bernat Hereu, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio). El nuevo trabajo recoge los primeros resultados del programa de seguimiento científico impulsado por la Universidad de Barcelona y la Generalitat de Cataluña para evaluar, de 2017 a 2020, el estado de conservación de estos parques marinos del litoral catalán.
Comunidades de coralígeno, praderas de posidonia, paredes verticales de roca caliza y bosques de algas, que son refugio y alimento para especies marinas, forman parte de la rica biodiversidad de los parques naturales marinos de Cataluña: el Parque Natural de Cabo de Creus y el Parque Natural del Montgrí, las Islas Medes y el Baix Ter. Estos parques marinos —una de las áreas marinas protegidas más emblemáticas del Mediterráneo noroccidental— preservan un patrimonio natural único, pero altamente sensible a los impactos de origen natural o antropogénico.
En el marco del citado programa científico, expertos de la UB-IRBio y del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) han analizado diversos indicadores (gorgonia roja, coral rojo, briozoos, comunidades de algas, erizos de mar, cuevas, comunidades mediolitorales) para evaluar el estado ecológico de las comunidades biológicas y el impacto de la actividad humana (submarinismo, pesca artesanal y deportiva, furtivismo) en el ecosistema marino. Esta línea de trabajo aporta nuevas herramientas estratégicas para mejorar la gestión del patrimonio natural de ambos parques.
Parque Natural del Montgrí, las Islas Medes y el Baix Ter: del coral rojo a las cuevas submarinas
El coral rojo (Corallium rubrum) es un cnidario colonial que ayuda a estructurar las comunidades de coralígeno del Mediterráneo. Según el informe, las poblaciones de esta especie colonial están mejor conservadas en el Parque Natural del Montgrí, las Islas Medes y el Baix Ter —donde hay más biomasa y mayor proporción de colonias grandes— que en el Parque Natural de Cabo de Creus. En las áreas con menor presencia humana, también se detecta una mejora en el estado ecológico de las poblaciones. Sin embargo, ninguna colonia presenta las tallas esperadas tras más de treinta años de protección, alertan los expertos. En el futuro, por lo tanto, será necesario evaluar el efecto de la veda de pesca (2018-2018) en el tamaño de estos organismos coloniales.
Algas filamentosas y temperaturas cada vez más altas son factores que han mermado la población de la gorgonia Paramuricea clavata, en especial en el Parque del Montgrí. Esta especie, característica de los fondos rocosos del Mediterráneo, tiene una dinámica poblacional muy lenta y es especialmente sensible a las perturbaciones ambientales (turismo de buceo, por ejemplo). Las cuevas submarinas también revelan el impacto ecológico de las actividades de inmersión (burbujas de aire en los techos, erosión del fondo, etc.), que también alteran la composición y la abundancia de la fauna bentónica. Aplicar un principio de precaución e intentar reducir la frecuentación de submarinistas es una estrategia que convendría implantar para mejorar el futuro de las especies marinas más sensibles, alertan los expertos.
En el caso de los briozoos, la densidad de población es muy baja en las zonas más frecuentadas de este parque marino, situación que afecta sobre todo a las colonias más grandes y más expuestas. Aunque se detectan zonas con buen estado de conservación —por ejemplo, en la estación de La Vaca—, el seguimiento temporal indica que las poblaciones de briozoos están en clara regresión en las áreas con más impacto humano. Asimismo, el informe revela que en este parque marino el estado de las poblaciones de erizos varía según el grado de protección.
Gorgonias y algas en el Parque Natural de Cabo de Creus
El nuevo informe constata que la mortalidad de las gorgonias en el Parque Natural de Cabo de Creus no es tan elevada como en la costa del Montgrí, aunque también crece el número de colonias con signos de afectación. Las poblaciones del alga parda Cystoseira mediterranea son más densas y extensas en el Parque Natural de Cabo de Creus. En cuanto a la población de algas, se ha detectado un proceso de colonización del fondo marino por parte del alga roja Corallina elongata, en especial en el cabo de Creus.
En este parque marino, las comunidades de algas están muy simplificadas, con un gran dominio de clapas y comunidades dominadas por algas filamentosas y céspedes. Las poblaciones de erizos de mar no muestran un claro efecto de la reserva, probablemente debido a la escasa recuperación de las comunidades de peces. Respecto a la comunidad de briozoos, se han identificado colonias de Myriapora truncata en abundancia, mientras que de la especie Pentapora fascialis prácticamente no se han detectado especímenes.
Prospecciones en la costa: la amenaza de la pesca fantasma
Asas y redes de pesca de gran tamaño abandonadas en el mar son algunos de los hallazgos del programa de prospecciones —con escafandra autónoma y hasta 35 metros de profundidad— en la costa del Montgrí. Esta iniciativa es útil para identificar impactos ambientales relacionados con las amenazas contra la vida marina (algas filamentosas sobre organismos sésiles, artes de pesca abandonadas, etc.), y asimismo para diseñar herramientas de gestión con el fin de mejorar la conservación de la línea costera, especialmente sensible al impacto del hombre. Así, las redes encontradas fueron retiradas del fondo durante campañas posteriores, dentro del proyecto «Evitemos la pesca fantasma». Esta iniciativa, impulsada con éxito dentro del Parque Natural del Montgrí, las Islas Medes y el Baix Ter —se han retirado más de una veintena de artes de pesca abandonadas— ya se ha extendido a toda la costa catalana, en coordinación con la Dirección General de Pesca de la Generalitat de Cataluña (www.pescafantasma.cat).
Las comunidades mediolitorales, a su vez, muestran un buen estado de conservación, aunque en las algas calcáreas que integran las cornisas de las zonas más expuestas se observa un aumento de la mortalidad. Todo indica que la mortalidad de esas últimas —que ya se detectó en 2015— vuelve a producirse durante este año, probablemente como consecuencia del aumento de la temperatura provocado por el cambio climático.
Algas filamentosas: un crecimiento explosivo
El informe también describe el impacto ecológico del crecimiento masivo de algas filamentosas mucilaginosas, un episodio que afectó a especies y hábitats bentónicos de la mayor parte de los parques naturales de Cataluña entre mayo y septiembre de 2017. Organismos filtradores (como gorgonias y corales) fueron los más perjudicados por esta proliferación algal, que fue máxima en zonas calmas y entre diez y más de treinta metros de profundidad. Estos episodios son de difícil control —no hay técnica efectiva para eliminar las algas— y apuntan a la necesidad de evitar el vertido de nutrientes en el medio marino cuando se detecten crecimientos algales masivos.
Los datos también apuntan a una sobrepoblación de erizos que proliferan debido a la falta de sus depredadores, los peces. Estos erizos, además, hacen que las comunidades de algas estén poco desarrolladas. Sin embargo, en la reserva marina de las Islas Medes se ha podido observar cómo las poblaciones de peces ejercen un control efectivo sobre los erizos, por lo que han favorecido el desarrollo de las comunidades de algas con una gran abundancia y diversidad de especies estructurales.
Gestión adaptativa: proteger el patrimonio natural de los parques marinos
El seguimiento de la biodiversidad es una herramienta fundamental para implementar el modelo de planificación adaptativa, que se empieza a aplicar ya en las áreas marinas protegidas. Este seguimiento científico se ha diseñado y ampliado para responder a un nuevo sistema de regulación basado en la planificación adaptativa, que exige un cuidadoso estudio temporal de los indicadores del estado de conservación del ecosistema marino (en especial, donde se practican las distintas actividades antrópicas). El modelo de planificación adaptativa establece la obligación de revisar periódicamente las medidas establecidas a partir de los datos obtenidos por el seguimiento anual de las comunidades marinas, que deben servir para tomar decisiones y garantizar la objetividad del modelo.
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