Muchos escritores han escrito largo y tendido sobre sus experiencias en la naturaleza a lo largo de los últimos 100 años, desde Henry David Thoreau hasta John Muir, así como otros muchos otros. A día de hoy podemos ver cambios en el cerebro y en la mente que sugieren que estamos mucho más sanos cuando estamos en contacto directo con la naturaleza. Y es que os vamos a hablar de una serie de estudios y experimentos científicos que evidencian que estar en contacto con la naturaleza tiene un profundo impacto en nuestro cerebro y en nuestro comportamiento, ayudándonos a reducir la ansiedad, estrés e incrementar nuestra capacidad de atención, creatividad y habilidad para conectar con las demás peronas.
1. Estar en contacto con la naturaleza reduce el estrés
Está demostrado que el senderismo, así como cualquier otra actividad física, puede reducir el estrés y la ansiedad. Sin embargo, existe algo con respecto al contacto con la naturaleza que hace aumentar dichos impactos.
En un experimento reciente realizado en Japón, un grupo de investigadores eligió a una serie de personas para caminar en un bosque unos y en una ciudad otros. Los paseos era de igual duración y dificultad. A la vez midieron la frecuencia cardíaca y la presión arterial, mientras los participantes también rellenaban cuestionarios sobre su estado de ánimo, nivel de estrés y demás medidas psicológicas.
Bien, los resultaron dieron muestra de que las personas que anduvieron por el bosque presentaron una frecuencia cardíaca significativamente inferior y reportaron un mejor estado de ánimo y menor ansiedad que aquellos que caminaron en un entorno urbano, entre otros hechos relevantes. Los investigadores llegaron a la conclusión de que existe algo en la naturaleza que tiene un efecto beneficioso para la reducción del estrés, más allá del ejercicio realizado.
En otro estudio realizado en Finlandia, investigadores de dicho país hallaron que habitantes de un entorno urbano que caminaban durante solo 20 minutos a través de un parque urbano o un bosque, mostraron una reducción significativa del estrés con respecto a quienes estaban el mismo tiempo caminando por las calles asfaltadas.
Así como en otro estudio, en este caso un experimento de laboratorio, de la Universidad de Texas A&M, el científico Roger Ulrich hizo ver a los participantes videos con alto grado de estrés para a continuación enseñarles videos de escenas naturales llenas de color y sonido. Los participantes mostraron una recuperación mucho más rápida y completa del estrés que aquellos que habían estado expuestos a videos de entornos urbanos.
En definitiva, estos y otros estudios dan prueba de que estar en entornos naturales, o simplemente observando espacios naturales a través de una ventana, alivia nuestro estrés de alguna manera.
2. La naturaleza te hace más feliz y menos melancólico
¿Nunca has notado que caminar en la naturaleza o ir de excursión te hace sentir más feliz? Casi seguro que has sentido en algún momento un menor estrés. Bien, el científico Gregory Bratman, de la Universidad de Stanford, ha encontrado evidencias de que la naturaleza afecta a nuestro estado de ánimo de muchas otras formas.
En un estudio del año 2015, un equipo de investigadores entre los que él se encontraba, eligieron al azar a 60 participantes para caminar durante 50 minutos, ya fuera en un entorno natural o urbano. Tras la marcha, todos ellos fueron evaluados en función de su estado emocional. Los resultados mostraron que aquellas personas que caminaron en la naturaleza mostraban una menor ansiedad y menor rumiación (fenómeno psicológico que aparece cuando nuestro foco de atención se queda "enganchado" en un elemento que nos produce estrés y malestar), así como emociones más positivas e incluso eufóricas. También mejoraron el rendimiento frente a los que caminaron en un entorno urbano en tareas relativas a la memoria.
En un posterior estudio, estos mismo investigadores ampliaron sus hallazgos al descubrir cómo andar a través de la naturaleza afecta a la rumiación, la cual está asociada con inicio de la depresión y la ansiedad. A los participantes se les examinó tras una caminata de 90 minutos, además de realizarles una encuesta a cada uno. Los investigadores descubrieron muchos potenciales factores capaces de influir en la rumiación y en la actividad cerebral. Y es que los participantes que anduvieron en un entorno natural pudieron comprobar como dicha rumiación disminuía exponencialmente, mostrando una mayor actividad en la corteza prefrontal subgenual, un área del cerebro relacionada con la depresión y la ansiedad, un hallazgo que sugiere que la naturaleza puede tener importantes impactos en el estado de ánimo. Pincha aquí si quieres profundizar en esta investigación.
3. La naturaleza alivia el déficit de atención y aumenta la creatividad
A día de hoy vivimos rodeados de tecnología que se encuentra en todas partes, especialmente diseñada para atraer nuestra atención. Pero muchos científicos creen que nuestro cerebro no fue creado para soportar este bombardeo informativo, pudiendo provocar fatiga mental, agobio y agotamiento.
Strayer es uno de esos investigadores; cree que estar en la naturaleza restaura los circuitos agotados de atención, lo que puede ayudarnos a estar más abiertos a la creatividad y la resolución de problemas.
En un estudio del año 2012, los investigadores Ruth Ann Atchley, David L. Strayer y Paul Atchley demostraron que un grupo de mochileros que estuvo 4 días de caminata fue capaz de resolver más puzzles que requerían creatividad en comparación con un grupo de personas que esperó para realizar la misma marcha. Resolvieron un 47% más de puzzles. Más allá de la creatividad, hubo más factores que pueden explicar dichos resultados, como el ejercicio físico o la camaradería debido a permanecer 4 días juntos en la naturaleza. Otro estudio, éste de Psychological Science demostró que el contacto con la naturaleza produjo una mejora en la atención y por ende, los participantes del estudio mejoraron las puntuaciones en las pruebas cognitivas.
Este hecho puede sugerir que las diferencias en la activación cerebral se hacen más notables en entornos naturales, incluso para aquellos que viven en entornos urbanos. En otro estudio, en este caso realizado por Peter Aspinall en la Universidad Heriot-Watt de Edimburgo, se monitoreó el cerebro de unas personas que andaban por espacios verdes urbanos, llegando a la conclusión de que éstas mostraban una menor frustración y excitación cuanto más andaban por estos espacios. Quizá el hecho de ver mayor 'estabilidad' en la mente de estas personas pueda indicar que andar por las zonas verdes urbanas fomente una mentalidad más abierta y meditativa.
4. La naturaleza seguramente te ayude a ser más amable y generoso
Cada vez que viajo a lugares como los Picos de Europa o la costa norte de España, parece que vuelvo a casa renovado, listo para ser más amable y generoso con la gente que me rodea.
En una serie de experimentos publicados en 2014, Juyoung Lee, Dacher Keltner y otros investigadores de la Universidad de California, estudiaron el potencial impacto de la naturaleza en la voluntad de ser más generosos, más confiados y más útiles con los demás. Como parte del estudio, los investigadores expusieron a los participantes a una mayor o menor
Como parte de su estudio, los investigadores expusieron a los participantes en entornos naturales más o menos hermosos (cuyos niveles de belleza se calificaron de forma independiente) y luego observaron cómo se comportaban los participantes en dos juegos de economía: el juego del dictador y el juego de la confianza, que miden la generosidad y la confianza, respectivamente. Después de ser expuestos a las escenas más bellas de la naturaleza, los participantes actuaron con más generosidad y más confianza en los juegos que aquellos que vieron escenas menos hermosas, y los efectos parecieron deberse a los correspondientes incrementos en las emociones positivas.
Esta teoría también está apoyada por el experimento que condujo Paul Piff, de la Universidad de California, el cual situaba a unas personas frente a un bosque de árboles muy altos, llegando a demostrar que tenían un comportamiento mucho más proactivo y ético que los participantes que estuvieron mirando la misma cantidad de tiempo hacia edificios de igual altura.
5. El contacto con la naturaleza te hace sentir más vivo
Con todos estos beneficios de la naturaleza, no nos sorprenderá que estar en contacto con ella nos haga sentir con mayor vitalidad. Estar al aire libre nos da energía, nos hace más felices, nos ayuda a aliviar el estrés cotidiano de nuestras vidas excesivamente programadas, abre la puerta a la creatividad y nos ayuda a ser amables con los demás.
Nadie puede decir con certeza cómo la naturaleza se compara con otras formas de alivio del estrés o restauración de la atención, como el sueño o la meditación. Tanto Strayer como los demás investigadores dicen que necesitamos una investigación mucho más cuidadosa para descubrir estos efectos antes de llegar a una conclusión definitiva.
Sin embargo, la investigación sugiere que hay algo en la naturaleza que nos mantiene sanos psicológicamente, y es bueno saberlo... especialmente porque la naturaleza es un recurso gratuito y al que muchos de nosotros podemos acceder simplemente caminando fuera de nuestra puerta. Resultados como los expuestos en este artículo deberían alentarnos como sociedad a considerar más cuidadosamente cómo preservamos nuestros espacios naturales y nuestros parques urbanos.
Y si bien las investigaciones no pueden ser 100% concluyentes, hemos de ser optimistas en relación a la ciencia y que ésta se pondrá eventualmente al día con lo que la gente como tú y como yo ha intuido todo el tiempo: que hay algo en la naturaleza que nos renueva y reconforta, permitiendo que nos sintamos mejor, pensar mejor y profundizar en nuestra comprensión con nosotros mismos y con los demás.
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