viernes. 29.03.2024
Planta de reciclaje de papel | Nguyen Huy Kham

Republicamos a continuación un contenido de noviembre de 2015, escrito por Feliciano Tisera para el portal Bez


  • Las mayores fábricas de papel quieren mantener su dominio neutralizando a las recolectoras pequeñas
  • La posición de las papeleras les permite manejar los precios que pagan a los recuperadores independientes
  • Así bajan el precio tanto que los más pequeños venden papel a China, donde, dicen, les pagan más que en España

"Quieren acabar con nosotros". Eso dicen los recolectores de papel independientes respecto a las fábricas, que ya manejan un gran porcentaje también de la recolección. Se trata de un negocio millonario en cuyo seno se ha desatado una guerra empresarial de David contra Goliat.

La patronal Aspapel, formada por las mayores fábricas de papel que hay en España quiere mantener su papel dominante. Las cinco más grandes son la aragonesa Saica, la madrileña Europac, la catalana Uipsa, la estadounidense Smurfit y la sueca Holmen. También integran esta asociación compañías cotizadas como la cántabra Sniace, la fabricante de papel de fumar catalana Miquel i Costas y la filial española de la italiana Reno de Medici.

Saica es la mayor fabricante de papel española y pertenece a la familia Balet-Aragüés, una de las más ricas de España. En 2014 fueron incluidos en el ránking de los más acaudalados del mundo de la revista Forbes, que le atribuyó una fortuna de 1.200 millones de euros. El mayor accionista de Europac es la sociedad instrumental Harpalus -de la familia de su presidente, José Miguel Isidro Rincón-, con un 40%, según información del regulador bursátil de 26 de noviembre. Un 6,44% pertenece al empresario leonés Ángel Fernández González.

La filial de recuperación de Saica, Saica Natur, estaría llevándose cerca del 40% de la recuperación en el Estado español, según una fuente del sector. También Europac tiene su filial de recuperación, Europac Recicla.

El trabajo realizado estos años en un sector consolidado está amenazado por el intento de los grandes grupos papeleros de extender su dominio a otros negocios de la cadena del reciclaje

La posición de dominio de Saica y de sus socias en Aspapel -recolectan y también son compradores- les permite manejar los precios que pagan a los recuperadores independientes, empresas de menor envergadura agrupadas en la asociación Repacar. De esta manera bajan el precio que pagan hasta tal punto que los más pequeños han comenzado a vender papel a China, en donde dicen que les pagan más que en España.

Pero Aspapel no quiere ver amenazado su negocio, y ha creado un grupo de negociación llamado ‘Mesa de la Nueva Recuperación’ que defiende la priorización de la venta a fábricas españolas. Su argumento principal es que vender papel para reciclar a China atenta contra el medioambiente. Repacar responde que ellos envían el papel en los barcos que vuelven vacíos a China después de haber dejado mercadería en España.

“Todo el trabajo realizado durante estos años en un sector plenamente consolidado, que factura más de 1.000 millones al año y que genera 3.450 empleos directos y 6.210 indirectos, está amenazado por los movimientos de los grandes grupos papeleros en su intento de extender su dominio a otros negocios de la cadena del reciclaje”, dicen desde Repacar.

Paradójicamente, pese a pagar relativamente poco por tonelada, cuando logran asegurarse grandes cantidades de este producto que suele ser escaso, las grandes papeleras suelen pagar un bonus que eleva el precio final, según la misma fuente del sector, que solicitó mantener el anonimato: es el precio por asegurarse grandes cantidades de materia prima. Por eso están reclamando ahora las pequeñas.

El tamaño importa

Las fábricas que tenían empresas de recolección retiraron su afiliación a Repacar porque en esa asociación cada empresa tenía un voto, independientemente del tamaño de la misma. Por lo tanto, solían primar los intereses de los pequeños  sobre los grandes.

Las fábricas que tenían empresas de recolección retiraron su afiliación a Repacar porque en esa asociación cada empresa tenía un voto: el tamaño no importaba

A mediados de 2015, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) impuso multas por un total de 57,7 millones de euros a 18 fabricantes de papel, cartón y embalajes de cartón por formar un cártel que pactó precios y repartió clientes, siendo las más penalizadas Saica (24,5 millones), Smurfit (8,1 millones) y Europac (5,38 millones).

Desde el sector de la recolección insisten en que los fabricantes siguen teniendo una posición de dominio y llevan a cabo competencia desleal al abarcar todo el proceso de reciclaje. Otra fuente de Repacar que solicitó el anonimato acusó a la CNMC de no controlar después de multar: “No hacen una fiscalización de nada, así que ellos pagaron la multa y siguieron pactando todo entre ellos”. 

Repacar dice que la industria española de la recuperación de los residuos de papel y cartón es generadora de empleo y riqueza. Si se impone la posición de Aspapel y se obliga a entregar el papel recuperado a una fábrica con instalaciones en la Unión Europea y con preferencia al reciclaje en España, el sector dejaría de contar con ese potencial económico, lo cual se traducirá, dicen, en pérdida directa de empleos. 

"Si se aplican las limitaciones comerciales reclamadas por los fabricantes (...) unas 1.700 personas que hoy trabajan en el sector de la recuperación de papel y cartón podrían perder en los próximos años su puesto de trabajo"

"Si se ponen en práctica las limitaciones comerciales reclamadas por los fabricantes de papel y cartón, y los municipios obligan a las empresas adjudicatarias a entregar el material en instalaciones en la Unión Europea y con prioridad a España, unas 1.700 personas que hoy trabajan en el sector de la recuperación de papel y cartón podrían perder en los próximos años su puesto de trabajo”, dijo Repacar en una nota. En la actualidad, Repacar tiene 110 empresas asociadas, con más de 160 instalaciones, que generan más de 3.500 empleos directos y 15.000 indirectos, y facturan más de 700 millones de euros al año, según la asociación.

Aspapel responde sugiriendo que las empresas recuperadoras independientes no le entregan la materia prima en óptimas condiciones. En el punto tres de su decálogo de buenas prácticas señala que “el papel fundamental de la recuperación privada se mantendrá en el futuro si el recuperador toma conciencia de la importancia de su oficio para el posterior reciclaje de materiales”. La crítica velada tras estas palabras se repite más adelante: “Es (…) de vital importancia que el recuperador desarrolle de verdad esas tres facetas de su oficio: limpiar, clasificar y embalar”.

Aspapel dice, además, que vender papel recuperado a China es desleal con el ciudadano español: “La sociedad colabora en la recuperación de los materiales, mediante su separación en origen, y con la financiación parcial de su recogida, y no se puede echar a perder todo ese esfuerzo que puede y debe generar riqueza en el país (...) La comercialización internacional debería utilizarse como un complemento para las empresas de recuperación españolas”.

Artículo escrito por Jaime Fernández, publicado originalmente en Bez y reproducido bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0