El objetivo era tener diez especies marinas con planes de conservación antes de 2017; concluido el plazo, nada ha cambiado.La fragmentación y destrucción de hábitats por obras en puertos y playas es la principal amenaza.El 52% de los hábitats y el 75% de las especies marinas se encuentran en estado desconocido por la falta de recursos.
Morena mediterránea fotografiada durante el proyecto Indemares en el Delta del Ebro-Columbrete. Juan Cuetos - Oceana
Quebrantahuesos, lobos, visones europeos, linces ibéricos, osos pardos, águilas imperiales, pardelas baleares, urogallos cantábricos y pirenaicos, cercetas pardillas y desmanes ibéricos tienen al menos dos rasgos comunes. Son terrestres y, como tales, monopolizan el selecto grupo de animales 'inscritos' en el Catálogo Español de Especies Amenazadas que han merecido una estrategia de conservación del Ministerio de Medio Ambiente. Con una única excepción marina e invertebrada: la lapa ferrugínea.
Este gastrópodo de caparazón rugoso no es nuevo en esto de estar protegido por el Estado. Entró al catálogo de especies amenazadas en 1999 y una década después consiguió su propia estrategia de conservación. En 2011, el entonces Ministerio de Medioambiente y Medio Rural y Marino se percató de la soledad del molusco, que ya era el único animal marino con un plan de protección. Ni su prima, la lapa majorera -también amenazada-, había conseguido hacerse un hueco. En el objetivo 3.12 del Plan Estratégico del Patrimonio Natural y la Biodiversidad 2011-2017, el Ministerio hizo una promesa: "Adoptar medidas para la protección de hábitats y especies marinos".
Lapa ferrugínea - MNCN
El nivel inicial ya lo conocemos: una triste lapa ferrugínea. ¿El valor a alcanzar? Diez especies con estrategias y planes de conservación antes de 2017. Concluido el plazo, nada ha cambiado. "El catálogo exige que las especies que están incluidas tengan su plan de conservación. Esto se está incumpliendo", afirma José Templado, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. Especies como el calderón tropical, el tiburón toro, la raya blanca, el delfín mular, la marsopa común, la ballena vasca y el cerdo marino siguen indefensas en lo que a la iniciativa estatal se refiere. "El ministerio apenas tiene especialistas en medio marino, de modo que encarga todo al exterior, y muchas veces sin recursos. Tenemos que hacer las cosas un poco voluntariamente", añade Templado.
¿Presupuesto? La voluntad
El investigador, especializado en biodiversidad marina, aún trabaja en la conservación de la lapa ferrugínea. Aunque al principio hubo un convenio entre el ministerio y el Museo Nacional de Ciencias Naturales que sí incluía "un dinero", los recursos se han ido haciendo a un lado para dejar paso a la buena voluntad de los investigadores externos. Por amor a la lapa, Templado continúa reuniéndose periódicamente con su grupo de trabajo para hacer seguimiento. "Como está afectada por algunos puertos, tenemos que ver que estrategias aplicamos a las obras que se pretende llevar a cabo", explica.
La fragmentación y destrucción de hábitats que provoca el desarrollo de obras en puertos y playas es precisamente la amenaza principal de los hábitats costeros. "El litoral mediterráneo está machacado por todos lados. Además, ahora cada autoridad portuaria va por libre y quiere tener el muelle más grande que la de al lado: proyectos de ampliación, de construcción de puertos deportivos, donde hay una playa natural quieren meter una artificial, donde había roquitas quieren meter arena porque es lo que pide el turista...", lamenta Templado.
La supervivencia de estas especies depende del buen estado de sus hábitats. En la protección de estos entornos entran en juego, entre otros, parques nacionales, parques naturales marítimo terrestres, parajes naturales protegidos, zonas especialmente protegidas de importancia para el Mar Mediterráneo y por obra y gracia de la Unión Europea, los lugares registrados en la Red Natura 2000, entre los que se encuentran los hábitats de interés comunitario. "Son zonas donde por interés que tienen para la conservación de la biodiversidad se requieren medidas de conservación y seguimiento especiales", explica Templado.
El problema de esta solución es que las medidas que han de tomarse no están especificadas. "Cada país toma las que considera oportunas". Lo que sí se espera de cada estado miembro es un informe que, cada seis años, evalúe el estado de conservación de estos hábitats y las especies que habitan en ellos. En líneas generales, España desconoce el estado de un 25% de sus hábitats. Si nos ceñimos al medio marino, este desconocimiento se eleva al 52%.
"El mar es mucho más complejo. Los fondos accesibles con escafandra autónoma están más o menos bien explorados. Por debajo de esto, la información que se tiene es más escasa. En la actualidad se emplean tecnologías como robots submarinos, pero la superficie que se cubre es muy pequeña. Por eso vamos con mucho retraso con respecto a la tierra, porque es mucho más costoso saber qué hay abajo", razona Templado. Lo mismo ocurre con la evaluación de las especies marinas: de las 95 incluidas en el informe, 75 se encuentran en estado desconocido. El 20% de especies terrestres que arrojan estas evaluaciones palidecen ante el 78% de los hábitats oceánicos. "En el ministerio andan muy mal de fondos y el tema marino siempre se les escapa un poco", explica el investigador del Museo Nacional de Ciencias naturales, acostumbrado a escuchar las palabras mágicas: "Oye, para esto no tenemos presupuesto".
La falta de recursos destinados a la protección del mar y sus habitantes contrasta con la capacidad de este para generarlos. "Dar un respiro a los océanos podría generar beneficios adicionales de 83 millones de euros para las empresas pesqueras", anuncia la última edición del informe Los billones hundidos, elaborado por el Banco Mundial. ¿Cómo? Pescando menos y mejor, permitiendo a las colonias de peces recuperarse de la sobreexplotación y adaptando las estrategias a las condiciones locales. "El mar, si no se toca, tiene una capacidad de recuperación enorme. En cuanto cesa el impacto, se regenera", confirma Templado.
Hay excepciones, algunas especies de corales no tienen esta suerte, pero las reservas marinas ya han demostrado su potencial en cuanto a la rehabilitación de los espacios circundantes. "Cuando empezó el tema de las reservas marinas el sector pesquero español se oponía de manera furibunda. Con las primeras hubo grandes conflictos con los pescadores. Ahora son ellos los que promueven que en determinadas zonas se establezcan protecciones, porque han observado que protegiendo un área pequeña, los alrededores se recuperan". Pese a todo, la pesca de arrastre sigue siendo un enemigo imbatible para la protección de los fondos marinos. "Resulta muy difícil limitarla por aquello de que es un recurso económico muy importante, hay muchas familias que dependen de ella... Los intereses económicos y sociales se contraponen a los de conservación".
Artículo escrito por Montse Hidalgo, publicado originalmente en Bez y reproducido bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0