sábado. 27.07.2024
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La alimentación sostenible es un pilar para la construcción de un futuro más saludable y equilibrado tanto para los seres humanos como para el planeta. Este término engloba prácticas de producción, transformación, distribución y consumo de alimentos que minimicen los impactos negativos en la salud del medio ambiente y de las personas, aseguren la equidad social y promuevan la viabilidad económica. Aunque el sector de la alimentación ha avanzado mucho en los últimos años, hay que acelerar la transición hacia su sostenibilidad para abastecer a los miles de millones de habitantes de nuestro planeta.

¿Qué es la Alimentación Sostenible?

Producción responsable

Es aquella que utiliza métodos agrícolas que preservan los recursos naturales, como la rotación de cultivos, la agricultura orgánica, y la agroecología. Aunque los alimentos son el producto final, hay que cuidar todas las etapas hasta la distribución, ya que el modelo actual no es sostenible.

Conservación de la biodiversidad

Promueve la diversidad genética de cultivos y animales para mantener ecosistemas resilientes. Según la FAO la alimentación sostenible respeta la biodiversidad, una medida muy necesaria, sobre todo en los mares, donde la sobreexplotación de la pesca provoca grandes daños medioambientales.

Reducción del desperdicio

Minimiza las pérdidas y el desperdicio de alimentos a lo largo de la cadena de suministro. Hay que planificar las compras para evitar tirar lo que nos sobra.

Consumo consciente

Fomenta dietas equilibradas y nutritivas, ricas en alimentos de origen vegetal y con menor dependencia de productos animales. El consumo de alimentos procesados o muy azucarados son los responsables de diversas enfermedades.

Equidad social

Apoya condiciones justas para los trabajadores del sector agrícola y alimentario, así como el acceso equitativo a alimentos saludables. Estas buenas prácticas repercuten en todos los agentes que intervienen en este sector.

Ventajas para el futuro

Protección del medio ambiente

La alimentación sostenible reduce la deforestación, la huella de carbono, la contaminación del agua y del suelo, y las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto ayuda a combatir el cambio climático y preservar los ecosistemas gracias a un menor impacto ambiental.

Salud pública

Dietas sostenibles, ricas en frutas, verduras, granos enteros y proteínas vegetales, están asociadas con una menor incidencia de enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Una alimentación incorrecta puede afectar seriamente a la salud.

Seguridad alimentaria

Al preservar los recursos naturales y promover la biodiversidad, se asegura una producción de alimentos continua y resiliente frente a crisis climáticas o económicas. Para ello existen diversos etiquetados que garantizan el origen de los productos.

Bienestar animal

Métodos sostenibles de producción suelen respetar más los derechos y bienestar de los animales de granja evitando no solo su sufrimiento, sino la aparición de epidemias y enfermedades de origen animal.

La transición hacia una alimentación más sostenible es esencial para asegurar un futuro próspero y saludable para las generaciones venideras. Involucra un compromiso conjunto de los diferentes actores, tanto públicos como privados, para transformar el sistema alimentario en uno que respete el medio ambiente, promueva la salud humana y asegure la equidad social. Adoptar estos principios no solo asegura la protección de nuestro planeta, sino que también sienta las bases para un mundo más justo y sostenible.