viernes. 29.03.2024
  • El informe “Plastívoros” publicado por Amigos de la Tierra y Justicia Alimentaria pone de relieve la alarmante contaminación por microplásticos en la tierra del Estado español y sus graves impactos en nuestra alimentación, salud y ecosistemas.
  • La durabilidad y la alta toxicidad de los plásticos y sus aditivos son señalados como pilares de una de las principales amenazas para el medio ambiente y para la salud de las personas en todo el mundo.
  • Las organizaciones alertan de la necesidad de actuar y piden al Gobierno mayor ambición en la Ley de Residuos que está siendo actualmente negociada y recuerdan que la nueva normativa debe basarse en la prevención.

La presencia de microplásticos en los océanos cuenta con importantes estudios científicos. Sin embargo, tal y como denuncia el informe Plastívoros presentado por Amigos de la Tierra y Justicia Alimentaria, los datos actuales muestran que los microplásticos presentes en la tierra son mucho más numerosos que los acuáticos y que, de hecho, la inmensa mayoría del plástico que encontramos en los sistemas acuáticos tiene su origen en una contaminación terrestre anterior. El informe señala que la contaminación microplástica en la tierra podría ser hasta 23 veces mayor que en el océano y apunta que, de hecho, aproximadamente el 80 % de la contaminación por microplásticos en el océano proviene de la tierra.

En el Estado español se producen alrededor de 4 millón de toneladas de plástico. La clave de su éxito está en los aditivos químicos que se añaden en el proceso de producción y que confieren características diferenciadas que hacen posible la infinidad de usos que conocemos. Sin embargo, entre estos más de 4 000 aditivos que se añaden al plástico se encuentran sustancias tóxicas, persistentes y bioacumulativas, con efectos perjudiciales para la salud y para el medioambiente.

La contaminación y la introducción masiva de microplásticos en nuestra tierra, con sus aditivos tóxicos de alta durabilidad (la durabilidad del plástico acostumbra a ser superior a una, dos e incluso más generaciones humanas), altera nuestros suelos provocando un grave impacto en nuestra alimentación, salud y ecosistemas.

¿Qué es la plasticultura?

El sector que más consumo de plásticos presenta actualmente es el agroalimentario, un 25% del total. Es decir, uno de cada cuatro kg de plásticos usados en el Estado español está relacionado con los alimentos, y un 6% corresponde a la producción agrícola. Este porcentaje supone toneladas de plásticos cuyo uso y, especialmente, desuso están teniendo efectos muy negativos para la sociedad y el medio ambiente. En el Estado español estamos hablando de más de 220 000 toneladas anuales de plasticultura. Si transformamos esa cifra en algo más visual, por ejemplo, en bolsas de plástico, obtenemos que el sector agroganadero utilizaría 40 000 millones de bolsas de plástico que, extendidas en el suelo, corresponden a la superficie de la Comunidad Autónoma de Madrid.

La producción de frutas y verduras en el actual sistema alimentario (basado en una agricultura industrial y globalizada) parece inimaginable sin plástico. Pensemos que todos los sistemas de riego, invernaderos y túneles están hechos de este elemento; las redes de plástico mantienen a las aves fuera de los árboles; campos enteros están cubiertos con láminas para calentar el suelo y extender la temporada de cosecha. No obstante, todo parece indicar que la mayor puerta de entrada de microplásticos a los suelos agrarios — más allá de los residuos generados por la misma actividad agrícola— se encuentra en el uso de los lodos de depuradora como fertilizante. La práctica totalidad de los microplásticos arrastrados por la actividad doméstica, industrial o agraria acaban en los lodos de depuradora y, de ahí, la inmensa mayoría son vertidos a los campos agrarios. A nivel estatal, esto corresponde a más de 17 000 toneladas anuales de microplásticos vertidos en nuestros suelos agrarios. Lo que equivale a más de 3 000 millones de bolsas de plástico de supermercado.

Ingerimos 5 gramos de plástico a la semana

“No es conveniente suponer que todas esas toneladas de plástico que se acaban inyectado en nuestros suelos son inocuas; al contrario, afectan significativamente a los ecosistemas y la salud de la población. Nuestro sistema alimentario se está viendo interferido por miles de toneladas de plásticos que directa o indirectamente llegan a nuestro cuerpo y afectan a nuestra salud” afirma Jordi Menéndez, responsable de acciones de Justicia Alimentaria.

Los micro y nanoplásticos entran en contacto con el ser humano a través de la piel, del aire que respiramos o de todo aquello que ingerimos. Los nanoplásticos son capaces de introducirse en las células y provocar cambios al bloquear o alterar procesos celulares. De hecho, estamos consumiendo alrededor de 2 000 pequeñas piezas de plástico cada semana, aproximadamente 21 gramos al mes, poco más de 250 gramos al año. Esto es el equivalente al peso de una tarjeta de crédito a la semana (5 g).

El problema de la sobreproducción de plástico es ahora reconocido en todas las esferas de la vida social y política. Sin embargo, el informe denuncia cómo las empresas productoras de plásticos y sus asociaciones empresariales intensifican sus esfuerzos para retrasar, debilitar o tumbar cualquier intento de avance legislativo encaminado a reducir la producción de plásticos y a establecer obligaciones para las empresas en materia de reducción o gestión de residuos. De hecho, señalar a la ciudadanía como responsable de la gestión de los residuos plásticos suele ser una de las principales estrategias.

Las organizaciones apuntan al concepto de “desechable” (producir – comprar - tirar) como piedra angular de nuestro modelo lineal de consumo basado en la sobreexplotación de recursos naturales y la externalización de sus impactos, que recaen en los ecosistemas, en la salud de las personas y en las regiones y poblaciones más desfavorecidas. Y apuntan que cualquier propuesta política o corporativa que no tenga en cuenta este contexto será un parche, inútil para afrontar la emergencia ambiental y social a la que nos enfrentamos.

“No sirven las falsas soluciones, hay que desplastificar nuestras sociedades y nuestra comida. Y para ello hacen falta políticas públicas a todos los niveles que impulsen este camino con decisión. Tenemos que reducir drásticamente la fabricación y el uso de los plásticos en todos los sectores productivos y, en concreto, en el sistema alimentario” dice Adriana Espinosa, responsable de Residuos y recursos naturales de Amigos de la Tierra.

Con un mural de 12x12 metros en la Plaza de Juan Goytisolo de Madrid que simboliza la invasión de microplásticos en nuestras tierras de cultivo y por lo tanto, en nuestra alimentación, las organizaciones quieren hacer un llamado a incorporar las siguientes propuestas políticas:

Sobre la Ley de Residuos que el gobierno está negociando, incluir estos cuatro puntos clave:

  • Medidas para reducir de forma drástica la cantidad y toxicidad de los plásticos que se ponen en el mercado, incluyendo la prohibición del uso de substancias potencialmente nocivas en la fabricación de plásticos (aplicando, cuando proceda, el principio de precaución), así como de materiales y productos no reutilizables o reciclables al 100%.
  • Establecer objetivos vinculantes de reducción de plásticos en todos los sectores, en concreto en la agricultura, con medidas de apoyo para que el sector agrario realice esta transición.
  • Establecer objetivos de reutilización ambiciosos, por ejemplo un 70% en envases de bebidas para 2030, y apostar por sistemas eficientes para lograr estos objetivos tales como el sistema de Depósito, Devolución y Retorno de Envases.
  • Asegurar que las empresas que producen y distribuyen plástico asuman su responsabilidad en la prevención y gestión de los residuos que generan, y no permitir falsas soluciones que perpetúan el hiper-envasado y el modelo de “usar y tirar”, tales como los mal llamados “bioplásticos”.

Además, las organizaciones insisten en la necesidad de implementar otras medidas clave sobre los principales peligros de los que el informe alerta:

Sobre lodos de depuradora

  • Actualizar la normativa vigente sobre usos de lodos de depuradora para evitar la contaminación de los ecosistemas por microplásticos vehiculados a través de estos.

Sobre aditivos potencialmente tóxicos usados en la fabricación de plásticos

  • Aumentar la trazabilidad y transparencia en el ciclo de vida de los plásticos, en especial la parte referida al uso de sustancias potencialmente tóxicas como aditivos plásticos.
  • Desarrollar un etiquetado para plásticos que permita, a nivel de consumo, conocer los aditivos utilizados en su fabricación, especialmente en el caso de envases alimentarios.

Sobre microplásticos terrestres

  • Poner en marcha los estudios y análisis necesarios para determinar el grado actual de contaminación microplástica de los ecosistemas terrestres, así como sus posibles efectos negativos.
  • Desarrollar un Plan Estratégico, coherente, eficaz y ambicioso, para la reducción de la contaminación microplástica de los ecosistemas terrestres.

 

Conéctate con Sal&Roca! Síguenos en Facebook, Twitter e Instagram

facebook twitter instagram 

La contaminación microplástica en la tierra podría ser hasta 23 veces mayor que en el...