- La Gran Barrera de Coral puede ser considerada como una de las estructuras vivas más fácilmente distinguibles desde el espacio
- Los océanos absorben un 94% del exceso de calor generado por el incremento de CO2 en la atmósfera terrestre
- La Gran Barrera de Coral es uno de los indicadores clave de la salud de la biosfera y de los efectos del calentamiento global
Los últimos años han sido los más cálidos desde que existen registros históricos y han afectado a una estructura viva extraordinariamente sensible: la Gran Barrera de Coral.
Los cambios en la acidez y la temperatura del océano provocan la muerte de las algas que viven asociadas de manera simbiótica a los corales, fenómeno que se muestra de una manera muy evidente con la pérdida de sus llamativos colores. Los corales se alimentan de estas algas y sufren un estrés fisiológico que puede terminar significando su muerte, y con ella la de los ecosistemas que dependen de ellos.
La Gran Barrera de Coral es el mayor arrecife coralino del planeta y puede ser considerada como una de las estructuras vivas más fácilmente distinguible desde el espacio, junto con la banquisa antártica. Está compuesta por casi 3000 colonias individuales que cubren una extensión de unos 2,300 kilómetros de longitud en el noreste australiano. En ocasiones se afirma que el conjunto se puede considerar el animal más grande que existe (los corales lo son). Es uno de los sistemas más complejos y variados que viven y también de los más delicados, pudiéndose considerar como un termómetro de la salud de los mares y, por tanto, del planeta.
Vídeo de NASA con mapa y la evolución de la temperatura
Los océanos absorben un 94% del exceso de calor generado por el incremento de CO2 en la atmósfera terrestre. Las altas temperaturas de los últimos años, especialmente en el 2015 y el 2016, conjugadas con el fenómeno El Niño, han provocado un efecto masivo de decoloración de los arrecifes australianos, afectando al 91% de los corales analizados por un equipo liderado por Doctor Terry P. Hughes, del Australian Research Council Centre of Excellence for Coral Reef Studies. Otros eventos similares han ocurrido en las últimas dos décadas, en 1998 y el 2002, pero en las ocasiones anteriores solo el 55% y 58% de las regiones cartografiadas fueron afectados.
La Gran Barrera de Coral es uno de los indicadores clave de la salud de la biosfera y de los efectos del calentamiento global, el verdadero termómetro de la fiebre que ha provocado la actividad industrial humana. Además, es uno de los ecosistemas con mayor diversidad biológica. El estudio, publicado en la prestigiosa revista Nature, concluye que solo el control del cambio climático podría asegurar la viabilidad de esta extraordinaria estructura vida.
Solo el control del cambio climático podría asegurar la viabilidad de esta extraordinaria estructura vida
De manera simultánea, pero en sentido opuesto, la propuesta presupuestaria de la nueva Administración Trump, en EE.UU, reduce la financiación de la Agencia de Protección del Medioambiente (Environmental Protection Agency, EPA) en un tercio, lo que implicaría la eliminación de más de 50 programas de protección ambiental. El actual director de esta agencia, Scott Pruitt, un reconocido y controvertido negacionista del cambio climático, trabajó con anterioridad litigando contra la misma entidad que ahora lidera. El nuevo Gobierno americano ha señalado su intención de romper con el Acuerdo de París, que tiene como objetivo limitar la subida a 1.5 grados, y en cualquier caso está favoreciendo a la industria de hidrocarburos y a la extracción de carbón, dos de los responsables de la subida de las temperaturas.
Mientras tanto, las políticas europeas, coordinadas por el European Enviromental Agency, podrían ser insuficientes para contrapesar el efecto de la nueva política americana. Más decidido parece ser el Gobierno chino, que durante los últimos años ha venido recortando el uso de carbón y prevé invertir cientos de miles de millones de euros en energías limpias. España, que ha llegado estar en la cabeza de la transformación del modelo energético hacia las renovables, sin embargo ha reducido la inversión a mínimos y ha decidido mantener el denominado “impuesto al sol”. Como muestra el visible ejemplo de la Gran Barrera de Coral, solo políticas más ambiciosas y decididas pueden paliar las graves consecuencias ecológicas, económicas y humanas que se avecinan.
Artículo escrito por David Navarro Navascués publicado originalmente en Bez y reproducido bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0
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