viernes. 29.03.2024
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Foto Tim Beckett en Flickr

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El lago Athabasca está considerado el octavo más grande de Canadá, situado al norte del país entre las provincias de Alberta y Saskatchewan. La zona fue hasta comienzos de la década de 1980 profusa en minas de minerales radiactivos, y buena muestra de ello es el nombre de algunas de las ciudades que lo rodean, como Uranium City.

A lo largo del borde sur del lago, que tiene unos 100 kilómetros de longitud, se extiende uno de los fenómenos naturales y geológicos más interesantes del mundo: las dunas de Athabasca, hoy convertidas en parque protegido, que están consideradas entre las dunas activas más septentrionales del planeta. No deja de ser curioso encontrar grandes dunas de arena, que habitualmente identificamos con desiertos más ecuatoriales y meridionales, a latitudes como el norte canadiense, por encima de los 58 grados y en un entorno de humedales y bosques boreales. Por algo se las suele llamar el paisaje más improbable de Canadá.

Son varias dunas cuya longitud oscila entre los 400 y los 1.500 metros, y cuya altura máxima alcanza los 30 metros. Su formación comenzó hace unos 8.000 años, al final del último período glacial. Habrían sido precisamente los glaciares, en su receso, los que habrían creado tan gran cantidad de arena erosionando el terreno de arenisca bajo ellos y arrastrando los sedimentos al fondo del lago, que en aquel momento tendría un nivel de agua mucho mayor que ahora.


Una vez que el nivel del lago fue descendiendo, quedaron a la vista los grandes depósitos de arena que hoy forman las dunas. Las que están más cerca del lago son más inestables y cambiantes con los vientos, mientras que las que se encuentran cercanas al borde del bosque boreal son más estables.

Las tribus aborígenes locales (Naciones Dené), por su parte, cuentan la leyenda de que la zona fue creada por un castor gigante.

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El lago semicongelado, con las dunas en su borde sur / foto dominio público en Wikimedia Commons

En total el espacio ocupado por las dunas se estima en unas 30.000 hectáreas, que albergan una extraordinaria diversidad biológica: hasta 300 especies diferentes de plantas, de las cuales unas 40 son raras, algo poco común en el resto de la Tierra.

Las dunas suelen tener forma parabólica, y están atravesadas por canales naturales por los que discurre el río Williams.

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Foto tourismsaskatchewan.com

La única forma de acceder a las dunas es llegar hasta el lago en hidroavión, que se puede alquilar en Stony Rapids, a unos 200 kilómetros de distancia. No hay carreteras ni pistas que permitan visitarlas en otro tipo de vehículo. Eso sí, está permitida la visita y la acampada, pero no la recogida de plantas ni la pesca.

Fuentes: Lake Athabasca and associated Sand Dunes / Tourism Saskatchewan / Canadian Parks Wilderness Society / Wikipedia.

Artículo escrito por Guillermo Carvajal originalmente publicado en el portal La Brújula Verde protegido por una licencia CC BY 4.0


 

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