martes. 19.03.2024
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La central de Huainan, en China, ocupa parte de un embalse formado sobre una antigua mina de carbón (Str / AFP)

La central, con capacidad para abastecer a 28.000 personas, se encuentra conectada desde 2017 a la red eléctrica de Huainan, una ciudad situada en la provincia de Ahui, al este del país.

La granja solar flotante está construida sobre una laguna de entre cuatro y diez metros de profundidad y tiene capacidad para generar 40 megavatios por día. Su posición en el agua reduce la evaporación producida en el proceso fotovoltaico, mejora el rendimiento de los paneles —al estar situados en un ambiente más fresco— y hace más fácil su mantenimiento.

Esta gigantesca estructura ha sido elaborada sobre una antigua mina de carbón que quedó sumergida a causa de las inundaciones. "La construcción de la planta no sólo acaba con la necesidad de buscar terrenos, sino que también mejora la generación de electricidad debido a los efectos de refrigeración de la superficie", explica un profesional del gobierno local en la página web de la compañía fotovoltaica.

Dependencia del carbón 

China necesita modificar con urgencia su política energética si desea solucionar de manera definitiva los problemas ambientales que atraviesa. Un informe elaborado por el Ministerio chino de Protección Ambiental, en colaboración con la ONU, estima que el 90% de los cursos de agua en las zonas urbanas del país están contaminados y que la polución del aire contribuye a la muerte prematura de 1,2 millones de personas al año.

Esta gigantesca estructura ha sido elaborada sobre una antigua mina de carbón que quedó sumergida a causa de las inundaciones

La Administración Nacional de Energía en China (NEA) no quiere que su país siga dependiendo del carbón, y tiene como meta invertir más de 300 mil millones de dólares en proyectos de energía renovable hasta 2020. A pesar del rápido avance de China hacia una economía más respetuosa con el medio ambiente, el país aún afronta importantes desafíos para alcanzar sus objetivos de desarrollo sostenible, según señala Naciones Unidas.

¿Y en España?

Durante largos años hemos asistido a una campaña de miedo y desprestigio a las energías renovables, el impuesto al Sol y numerosas trabas burocráticas y absurdas. Todo ello destinado a bloquear el desarrollo de un sector incipiente. En 2015 aparecía un Real Decreto temido que materializaba el sinsentido del Impuesto al Sol. Aunque nunca llegó a materializarse y estaban exentas las instalaciones de menos de diez kilovatio el daño estaba hecho: la sociedad tenía miedo, pensaba que las renovables estaban prohibidas, que era ilegal ponerse paneles en el tejado.

La tecnología ha bajado tanto de precio que es más barato producir la electricidad por nuestros propios medios, a partir de renovables, que comprarla

Antes, en el año 2013, hubo otro hecho que supuso y supone un desincentivo para el autoconsumo y para el ahorro de energía: La subida del término de potencia, que prácticamente se duplicó, junto con una bajada del término de energía (lo que se paga por cada kilovatio-hora que se consume, o lo que se ahorra si se deja de consumir de la red). Ahora, esta nueva regulación, favorece mucho el autoconsumo, pero no debemos perder de vista que no tiene por qué ser la regulación definitiva y que aún hay cosas que habría que cambiar en el sistema eléctrico para acelerar la transición hacia un sistema 100% renovable. Rodrigo Irurzum, del Área de Energía de Ecologistas en Acción lo explica perfectamente en este artículo.


 

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