martes. 19.03.2024

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Mientras la mayoría de nosotros pasamos nuestros años de estudiante trabajando poco y saliendo mucho, Miranda Wang y Jeanny Yao han usado su tiempo en algo más productivo: desarrollar una bacteria que puede descomponer los residuos plásticos del océano. Tras haber trabajado en ello durante la escuela y la universidad, han presentado dos patentes y han fundado una empresa. Sólo tienen 22 y 21 años, respectivamente.

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Hace poco recibieron el último de varios premios: el Perlman Grand Prize de la Escuela de Negocios Wharton, en la Universidad de Pensilvania, dotado con 30.000 dólares, siendo uno de los galardones más importantes del mundo para emprendedores. Es el quinto premio que obtienen de la Escuela, siendo además los primeros que, sin terminar la carrera, han logrado ganar el Perlman y los primeros en conseguirlo cinco veces.

La razón de todo este revuelo es obvia: La contaminación del plástico en los océanos es un problema mayor y estos jóvenes han puesto la primera piedra para una solución viable durante al menos una parte de la misma. Han conseguido crear un prototipo que descompone el poliestireno en CO2 y agua, pudiéndose usar de dos maneras: Primero, para los vertederos y para limpiar las playas. Y segundo, para crear productos derivados y que sean usados en la fabricación de textiles.

“Es prácticamente imposible hacer que la gente deje de usar plástico”, comenta Wang. “Necesitamos tecnología real para descomponerlo. Todo en la naturaleza debería ser biodegradable.”

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Miranda Wang y Jeanny Yao durante una de sus múltiples conferencias

En el proceso, primero se usa un disolvente sobre el plástico, a continuación las enzimas catalizan la despolimerización de sus productos químicos de base, descomponiéndolo en compuestos más manejables. Wan prevé que se manden estaciones móviles de limpieza, tales como buques flotantes, con 150.000 litros de biodigestores a bordo. Los empleados podrán entonces cargar los tanques con poliestireno y esperar que los residuos se degraden. El objetivo es conseguir que el proceso no dure más de 24 horas. (Existen otros procesos que duran mucho más y no descomponen todos los residuos).

“La idea es que no es necesario recoger todo el plástico y llevarlo a alguna localización o punto limpio. Este tipo de plástico es muy ligero, por lo que transportar incluso un kilogramo, necesitaría de mucho espacio y volumen, por lo que además sería insostenible en términos de transporte y gasto,” explica Wang.

La empresa de Wang y Yao se llama BioCellection. Su objetivo es comenzar las pruebas de campo este verano, a poder ser en China, para finalmente comercializar el proceso en un tiempo de dos años. Esperan eliminar unos nueve gramos de plástico por litro de bacteria. Estiman que limpiar 150.000 litros con bacterias costará cerca de 20.000 dólares.

Entre terminar los estudios de la prestigiosa Escuela de Wharton y dar vida y forma a la compañía, Wang y Yao no tienen mucho tiempo para dormir, pero Bioellection parece una buena excusa para perder horas de sueño: Necesitamos urgentemente maneras de descomponer todo el plástico que hay en nuestras aguas y hasta el momento, ésta parece la mejor fórmula posible.

A continuación os dejamos la interesantísima conferencia que dieron para TED, en la parte inferior derecha del video tenéis la opción de activar los subtítulos:

Artículo con información extraída de fastcoexist, prweb y TED.


 

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Dos estudiantes han desarrollado una bacteria que se come la contaminación del plástico