jueves. 28.03.2024
SURFEMINISMO

¿Qué hay de malo si las surfistas deciden sexualizar su imagen?

Es como una filosofía de tipo "si no puedes vencerla, unéte". Es un camino peligroso.

No es ningún secreto que las redes sociales son una plataforma a partir de la cual los surfistas pueden llegar a una audiencia cada vez más global, pero con la cultura moderna de consumismo, los valores y normas que marca la industria de la belleza son cada vez más palpables en el mundo del surf.

Se plantea un interesante dilema ante este hecho. ¿Podrían considerarse posiciones contradictorias la lucha por el respeto como atletas y la igualdad de génreo con  y publicitar la imagen de una misma de una manera sexualizada en las redes sociales ? En surfeminism.org profundizan en el tema para ver si este uso que se ve de las redes sociales refleja de alguna manera la ética del movimiento feminista del surf.

La sexualización de las mujeres en la publicidad ha demostrado haber afectado negativamente el autoestima de las mujeres jóvenes, comenta la surfista Anya Gilbert. En el momento presente, cuando hablamos sobre la sexualización de las mujeres en la publicidad el debate se convierte en una cuestión tremendamente polémica. Es un concepto básico, explican desde el portal feminista, ya que sexualizar o cosificar sexualmente a las mujeres en la publicidad tiene muchos efectos:

1-Cosificar a una mujer infravalora a las mujeres como seres humanos. Se consideran el segundo sexo y menos que el hombre. La cosificación de las mujeres incentiva la noción de que las mujeres son "el segundo sexo" y menos que los hombres al hacerlas ni siquiera humanas. Un claro ejemplo de esto sería el notorio anuncio de Rip Curl.

2- Envía un mensaje a las mujeres diciendo que su valor en la sociedad se basa en lo sexy que son. 

3- Presiona a las mujeres para que se sexualicen, incluso cuando no quieren. Además envía un mensaje a los hombres de que las mujeres son objetos que se pueden poseer, perpetuando así una cultura de patriarcado que existe en todo el mundo.   

Es diferente, y concuerdo aquí con Anya, cuando las mujeres están al control y se sexualizan a sí mismas frente a no querer ser sexualizadas y sentir que tienen que hacerlo para obtener patrocinadores o el foco sobre ellas, pero al mismo tiempo están aprovechando la norma de la cultura dominante de la sociedad patriarcal capitalista. Es, desde luego, como una filosofía de tipo "si no puedes vencerla, únete". Es un camino peligroso.

Yo no soy quien para juzgar a una mujer y decirle lo que debe y no debe hacer, pero una debe ser consciente de los problemas éticos y sociales que, sin quererlo, puede estar reproduciendo con sus acciones

Preguntas que se nos plantean desde surfeminism.org que una mujer debe hacerse a sí misma serían: ¿Estoy fomentando que se cosifiquen a las mujeres? Si animo a los hombres a que me sexualizen, ¿estoy reproduciendo la cultura del heteropatriarcado? ¿Qué tipo de modelo soy para las niñas adolescentes?

Hay que prestar atención también a los dobles estándares. No podemos llegar al punto en que en competiciones de surf locales las jóvenes están más preocupadas por sus seguidores en Instagram y cómo se ven en bikini frente a su rendimiento en el surf. Seamos realistas, los chicos no tienen que preocuparse por esto. Se podría decir que aquí hay un doble rasero y es muy superficial.  

Las cosas han evolucionado mucho en los últimos tiempos, y las consecuencias se pueden ver a nivel competitivo. Hay mujeres en la WSL que son preciosas y dejan ver que son atléticamente fuertes en su traje de baño, pero no ceden a la presión de sexualizarse a sí mismas.

La cuestión aquí es que las mujeres no han tenido y todavía no tienen la misma experiencia que los hombres en participar en la economía

El movimiento de la tercera ola del feminismo apoya a las trabajadoras sexuales diciendo que si una mujer quiere ser una prostituta o stripper, no debería ser coaccionada y se le debería permitir que lo haga para ganarse la vida. Este concepto gravita en torno a la idea de que las mujeres son colonizadas por los valores de la sociedad heteropatriarcal, tanto en mente como en cuerpo: lo que llevan, cómo se peinan, o se afeitan, dónde trabajan, qué color deben usar, con qué juguetes deben jugar, etcétera. Decirle a una mujer que no debe posar en bikini para ganar dinero y seguidores, es otro método de control sobre las mujeres.

Personalmente, concuerdo con Anya en que no creo que debamos decirle a una mujer lo que debe o no debe hacer para ganarse la vida. Siguiendo el caso anterior, el trabajo sexual se puede entender como un subproducto de las mujeres que históricamente no han sido incluidas en el sistema económico dominante, al que se les ha negado sistemática la participación de manera más o menos evidente. Por ejemplo, no hablamos solamente de que las mujeres no pudiesen votar, sino que incluso hasta no hace mucho tiempo no se permitía a las mujeres ir a la universidad, y cuando al final se les permitió, se potenciaba la obtención de títulos relacionadas con actividades como el cuidado de la casa o el cuidado de los niños, no la medicina o la arquitectura. Pero hasta que todos, hombres y mujeres, insisten desde el portal feminista, comprendan la historia detrás de la economía social y cómo las mujeres son tratadas en el lugar de trabajo y la educación antes y ahora, no se puede uno posicionar claramente y nos quedaremos muchas entre dos tierras. El objetivo es educar a la gente para que entienda por qué las mujeres se sexualizan a sí mismas, por qué esto es empoderador a la vez que lo contrario debido a la historia de cómo las mujeres no podían participar en el capitalismo y sus estructuras.

Finalizan la reflexión con aquella famosa cita de un artículo de Holly Isemonger donde después de que una mujer surfeó increíblemente bien una ola algunos hombres fueron escuchados diciendo "Imagínatela haciendo eso en un bikini". Así que sí, sexualizar a las mujeres perpetúa este tipo de masculinidad tóxica. Reafirman así su sexualidad, reforzando mutuamente que son masculinos, dominantes y heteros.

A modo de conclusión, se puede decir que al final todo depende de la audiencia. ¿Quién es la audiencia?¿Es una persona machista? Entonces sí afecta su percepción, ¿no lo es? Entonces dará lo mismo si la surfista lleva o no un bikini. Cuando miramos a una mujer sobre la tabla lo increíblemente interesante es apreciar la energía, la velocidad, belleza en los movimientos y creatividad en la resolución de problemas entre secciones. Apreciando cómo de buenos son los giros, viendo el tamaño de la ola y analizando si se va a entubar o no.  El tema aquí es que no es culpa de la mujer, es la cultura de la masculinidad tóxica.


 

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