jueves. 28.03.2024
Las soluciones están en los vínculos

10 elementos de la agroecología que pueden guiarnos hacia sistemas alimentarios sostenibles

La agroecología es la teoría y la práctica de administrar y potenciar los procesos ecológicos propios de la naturaleza para mejorar la productividad. Es a la vez una disciplina científica y un movimiento social.

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Más con menos: este es el desafío y el mantra para nuestro futuro. Seremos muchos más en los próximos años, la población mundial pasará de los 7 600 millones de hoy a 9 800 millones en 2050; sin embargo, con nuestro ritmo actual de consumo, habrá menos agua dulce, menos tierra cultivable, menos superficie disponible para la agricultura o mares limpios y productivos para la pesca. Esto pone en cuestión cómo estamos haciendo las cosas ahora y nos empuja a buscar soluciones para el futuro.

Las respuestas no tienen por qué involucrar maquinaria de tecnología avanzada o costosas actualizaciones del sistema. De hecho, algunas de las soluciones más prometedoras provienen de los vínculos entre la naturaleza y los agricultores, en particular los campesinos familiares. Aprovechar el poder de la naturaleza, combinando la ciencia moderna con el conocimiento tradicional e indígena de los productores de alimentos y los campesinos forma parte de los principios de la agroecología.

La agroecología es a la vez la teoría y la práctica sobre cómo gestionar e impulsar los procesos ecológicos propios de la naturaleza para mejorar la productividad y evitar males como infestaciones de plagas, enfermedades o degradación. Al centrarse en las plantas, los animales, los seres humanos, el medio ambiente y el sistema en su conjunto, la agroecología es una disciplina científica y un movimiento social que vincula el conocimiento y las prácticas de agricultores y productores de alimentos de todos los rincones del mundo. De forma genuina, la agroecología consiste en garantizar que nuestros sistemas alimentarios —la forma en que se cultivan, venden, intercambian, comercializan y consumen los alimentos—, sean más justos y sostenibles en el futuro.

Los 10 elementos de la agroecología están pensados para guiarnos en la transición hacia sistemas alimentarios y agrícolas sostenibles. Estos elementos interconectados e interdependientes son los siguientes:

1. Diversidad

Mediante el uso de sistemas de producción agrícola diversificados, como la agroforestería (incorporación de árboles en los sistemas agrícolas) o el policultivo (amplia diversidad de cultivos en el mismo espacio), la agroecología contribuye a un amplio abanico de beneficios productivos, socioeconómicos, nutricionales y ambientales.

2. Creación conjunta y compartir conocimientos

La agroecología depende del conocimiento específico del contexto. Este conocimiento juega un papel central en el proceso de desarrollo e implementación de innovaciones agroecológicas para enfrentarse a los retos de los sistemas alimentarios. A través del proceso de creación colectiva, la agroecología combina datos científicos globales con el conocimiento tradicional, indígena, práctico y local de los productores.

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La agroecología combina datos científicos mundiales con el conocimiento tradicional, indígena, práctico y local de los productores de alimentos. 1ª foto: ©FAO/Riccardo Gangale; 2ª foto: ©FAO/Giulio Napolitano

3. Sinergias

Al diseñar un sistema agrícola, deben tomarse en consideración todos los aspectos, como los cultivos, animales, árboles, suelos e incluso la participación de la comunidad. La creación de sinergias entre los elementos de un sistema les ayuda a funcionar mejor, lo que conduce a una mayor fertilidad del suelo, la regulación natural de las plagas y al incremento de la productividad agrícola.

4. Eficiencia

La eficiencia comienza con evitar desperdiciar recursos. Al utilizar insumos de manera más eficiente para la agricultura (como semillas, suelo, energía, nutrientes), la agroecología utiliza menos recursos externos, lo que reduce los costes y los impactos ambientales negativos. Esto conlleva el efecto colateral de conservar recursos valiosos como el agua, proteger la biodiversidad e incluso reducir los costes de producción.

5. Reciclar

La naturaleza reutiliza lo que produce. Al imitar a los ecosistemas naturales, las prácticas agroecológicas respaldan los procesos biológicos que impulsan el reciclaje de nutrientes, biomasa y agua dentro de los sistemas de producción. Este proceso de reciclaje puede mejorarse mediante algunas actuaciones, como por ejemplo la introducción de ganado y el uso de abono como fertilizante; sin embargo, el reciclaje a todos los niveles es clave para conseguir sistemas autosuficientes y que se autorregulan.

6. Resiliencia

Al mejorar la resiliencia ecológica y socioeconómica, los sistemas agroecológicos tienen mayor capacidad para recuperarse de desastres como sequías, inundaciones o huracanes, y para resistir el ataque de plagas y enfermedades. A través de la diversificación, los productores reducen su vulnerabilidad en caso de que falle un cultivo o producto individual. Reducir la dependencia de insumos externos aumenta la autonomía de los productores y reduce su vulnerabilidad al riesgo económico.

7. Valores humanos y sociales

La agroecología hace especial hincapié en los valores humanos y sociales, como dignidad, equidad, inclusión y justicia, que contribuyen todos ellos a medios de vida sostenibles. Pone las aspiraciones y necesidades de quienes producen, distribuyen y consumen alimentos en el centro de los sistemas alimentarios. La agroecología busca abordar las desigualdades creando oportunidades para las mujeres y los jóvenes.

8. Cultura y tradiciones alimentarias

La agricultura forma parte del patrimonio de la humanidad, y las tradiciones alimentarias desempeñan un papel clave en la sociedad. Sin embargo, en muchos lugares, existe una desconexión entre los hábitos alimenticios y la cultura. Esto ha contribuido a una situación en la que coexisten el hambre y la obesidad. La agroecología juega un papel importante al reconciliar la tradición y los hábitos alimentarios modernos, armonizándolos para que promuevan los alimentos locales y de temporada y dietas saludables, diversificadas y culturalmente apropiadas que permitan una buena nutrición, al tiempo que reducen la huella de carbono de la industria alimentaria y protegen los ecosistemas.

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La agroecología puede ayudarnos en la transición hacia sistemas alimentarios y agrícolas sostenibles. ©FAO

9. Gobernanza responsable

Es necesario contar con mecanismos de gobernanza transparentes, responsables e inclusivos a diferentes escalas para crear un entorno propicio que ayude a los productores alimentarios a transformar sus sistemas. El acceso equitativo a la tierra y los recursos naturales no solo es clave para la justicia social, sino también esencial para aportar incentivos a las inversiones a largo plazo en sostenibilidad.

10. Economía circular y solidaridad

Las soluciones locales son la base de la agroecología. Esto incluye apoyar a los mercados locales y a las economías que ofrecen medios de vida sostenibles y justos a los miembros de su comunidad. La agroecología busca acortar las cadenas alimentarias al disminuir el número de intermediarios, lo que aumenta los ingresos de los productores y mantiene unos precios justos para los consumidores.

Aunque la agroecología cuenta con muchos elementos, la interconectividad es uno de sus principios básicos. Cuando una pieza no está en su sitio, el sistema se deteriora. Producir más con menos significa hacer un mejor uso de lo que tenemos. Eso es lo que promueve la agroecología para crear un mundo de #HambreCero.

Fuente: FAO


 

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