miércoles. 24.04.2024
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Este 2020 es un año muy especial para todos los amantes del surf. Por primera vez, esta disciplina debutará como deporte olímpico en los Juegos de Tokio, todo un logro después de años luchando por este reconocimiento. Así pues, todos estaremos muy atentos a las pantallas de nuestros televisores para asistir a la incursión de este deporte en las Olimpiadas. Una de las grandes controversias que se ha mantenido desde el anuncio de la incorporación del surf al programa de Tokio 2020 está relacionada con el lugar en el que se disputarán las pruebas. Hoy en día podemos confirmaros que el Comité Olímpico Internacional anunció que las diferentes competiciones se llevarán a cabo en la playa de Tsurigasaki, lo que significa que no se emplearán mecanismos tecnológicos para crear olas artificiales, algo que ha agradado a un gran colectivo dentro de nuestro deporte.

Es precisamente del empleo de herramientas tecnológicas de lo que queremos hablaros en este artículo. Si bien es cierto que su empleo en competiciones de alto nivel puede estar contraindicado, pues se elimina el factor clave de la pericia del surfista al escoger una determinada ola en lugar de otra, y el modo de hacerlo, no podemos olvidarnos de que los últimos avances tecnológicos en el campo del surf han ayudado a superar diversos obstáculos para su práctica.

Las piscinas de olas artificiales son un claro ejemplo de ello. Desde que allá por el 2005 se plantease la posibilidad de crear complejos destinados a la práctica del surf fuera del mar, las instalaciones construidas para tal fin han ido creciendo de forma paulatina. Alemania, Francia, Estados Unidos o Austria cuentan con varios de estos recintos que constan de varias piscinas en las que se generan olas de diferente complejidad, lo que permite a los deportistas entrenar de acuerdo a sus habilidades. En España contamos con varias de estas piscinas en Cantabria o en las Islas Canarias, aunque su presencia en número es mucho menor que en el resto del mundo. Las principales ventajas de estos espacios es que permiten a los surfistas entrenar en cualquier momento y a cualquier hora, sin depender del estado del mar. Además, al tratarse de un recinto limitado y vigilado, las condiciones de seguridad de los deportistas son mucho mayores que en mar abierto. Por otra parte, la construcción de este tipo de instalaciones en regiones alejadas de la costa, ayudan a democratizar el deporte, haciéndolo accesible a un número mayor de personas.

Si bien podemos considerar a las piscinas de olas artificiales como el mayor avance tecnológico en el campo del surf, lo cierto es que hay mucho más. Uno de los más interesante es el FlyThings Surf, desarrollado por el Instituto Tecnológico de Galicia con la colaboración del Pantín Classic. Se trata de un pequeño dispositivo dotado de diferentes sensores que se coloca en un extremo de la tabla y que recoge información sobre diferentes parámetros, como la velocidad de los movimientos en el agua, el ángulo de giro o la fuerza que el surfista imprime a la tabla. En principio, este dispositivo está pensado para transmitir esta información en tiempo real durante las competiciones, lo que hará que el seguimiento de la prueba por parte del público y del resto de participantes sea más dinámico. No obstante, además de esta funcionalidad, el FlyThings Surf es una herramienta perfecta para monitorizar los avances en cada entrenamiento, lo que ayuda a mejorar la técnica de cada surfista.

Otro de los grandes avances en el campo de la tecnología que han mejorado y simplificado muchísimo la práctica del surf son las aplicaciones móviles. Hay que tener en que cuenta que aplicaciones hay miles, y sus prestaciones son múltiples y variadas. Hoy no vamos a hablaros de apps pensadas para el ocio, como el casino online de 888, la versión virtual del trivial o las plataformas de vídeo bajo demanda que tanto usamos en los ratos de descanso en la playa para disfrutar de las mejores series y películas. No, hoy queremos mencionaros algunas de las aplicaciones más útiles que existen en el mercado, diseñadas expresamente para mejorar y facilitar la experiencia deportiva de los surfistas.

Este es el caso de WindGuru, la conversión de la popular web WindGuru en aplicación móvil. Al igual que el portal web, la app ofrece información detallada sobre la calidad, dirección y fuerza del viento, el período de olas y el tamaño de centenares de spots alrededor de todo el mundo. Surf Search Spot, por su parte, permite gestionar de forma personalizada los spots preferidos del usuario y compartir esta información con otros surfistas. Además, también ofrece datos sobre el estado del mar, olas, viento, mareas, etc.

Surfline aumenta la información ofrecida por las apps anteriores con la posibilidad de crear listas de playas preferidas y un estudio en profundidad de los fondos oceánicos. Con todo, una de las aplicaciones más completas es la de Glassy Pro, ideal para controlar los avances en los entrenamientos. La app se comercializa con una pulsera que cuenta con un dispositivo GPS y que recoge información en tiempo real del lugar, altura, calidad de las olas, etc. También se pueden incorporar datos de la tabla empleada para la sesión de entrenamiento, lo que ayuda a los surfistas a comprobar si su rendimiento es mejor con una u otra.

Además de estas herramientas digitales, la tecnología también avanza en cuestiones como los materiales con los que se fabrican las tablas, optando en la actualidad por aquellos que permiten la creación de tablas más resistentes y flotantes. Por si esto fuera poco, el surf y las energías renovables también se dan la mano gracias a la fabricación de paneles fotovoltaicos móviles que permiten a los deportistas obtener energía de forma sostenible en aquellos lugares en los que suele ser difícil, como en playas o calas alejadas de núcleos de población.


 

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