jueves. 28.03.2024
Gran-Paradiso
Grupo de alpinistas subiendo por un glaciar en el Gran Paradiso, Alpes

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Si tuviese que escoger el mayor cambio, diría que aún está por venir.  O mejor, está en camino. Y creo que será fruto de nuestra transformación de la montaña. Por poner un ejemplo, ¿cuál es el antes y el después del glaciar del Aneto?

Y si nos vamos a montañas más grandes, pues hasta la montaña más pequeña es una gran montaña, ¿qué cambios escogeríamos? Y más concretamente, ¿cómo transforma el cambio climático lo que las montañas nos dan?

Si le preguntásemos a un indígena Quechua de los Andes Peruanos nos diría que el retroceso glaciar se debe a la marcha de su Dios. Si le preguntamos a un habitante de la región del Khumbu en Nepal, nos diría que los pequeños arroyos de los que obtienen agua cada vez experimentan periodos más largos con escaso caudal. Desconozco cuantos turistas seguirán durmiendo en el refugio de La Renclusa dentro 30 años, pero si le preguntamos a uno de ellos seguro que nos dirá que apenas queda glaciar en el Aneto y la Maladeta, y que los esquís de travesía habrá que portearlos cada vez más metros.

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Pico Almanzor en la Sierra de Gredos, fuente de agua para los valles cercanos

Todo depende del punto de mira. El paisaje pierde, al menos así lo veo. Glaciares situados cerca del ecuador como el del Monte Kilimanjaro o varios glaciares en los Andes están sufriendo un retroceso alarmante que ha cambiado la estampa de estas montañas. En Pirineos y Alpes la situación es parecida, quizá sólo atenuada en estos últimos por una mayor latitud.

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Monte Kilimanjaro, con un glaciar en claro retroceso

La salud, y la vida, también se ven afectadas. Por un lado, en lugares cómo el Himalaya y los Andes, surgen nuevos lagos de deshielo glaciar que hacen más probables las inundaciones repentinas que amenazan las vidas de comunidades locales y turistas. Por otro lado, mayores temperaturas harán que enfermedades como el Dengue o la Malaria sigan escalando e infectando personas a cada vez mayor altitud. Y varias plantas medicinales, obligadas a sobrevivir a cada vez más altura, podrían acabar desapareciendo cuando no les queden más metros que subir.

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Cartel explicativo de una inundación repentina por la caida de seracs sobre un lago de deshielo glaciar en la Rocosas Canadienses

Por supuesto el alpinismo se ve directamente afectado, y mucho, por el cambio climático. Los riesgos debido a la caída de rocas parecen haberse vuelto más frecuentes por la degradación del permafrost, esa especie de suelo congelado que actúa como un pegamento con las rocas y que con el calor se deteriora. En el verano de 2015 se cerró durante unos días la ruta normal al Mont Blanc y la vía Italiana al Cervino. No sólo las rocas parecen estar afectadas. “Y el cambio climático cerró el Everest” fue el titular de un artículo en The Atlantic que asociaba el cambio climático con la caída de un enorme serac que acabó con la vida de 16 personas en 2014. Y todo ello por no hablar de las condiciones para escalar en hielo o en paredes de nieve con temperaturas más elevadas. O por no mencionar que al refugio de la arista de Les Cosmiques le han tenido construir un soporte adicional porque la roca que lo sustenta se desmorona.

Pero no todo es negativo. Una mayor temperatura posibilitará cultivar más variedades de plantas a muchas comunidades de montaña, lo que les permitirá diversificar su dieta si son capaces de gestionar los nuevos patrones hídricos. Y al retroceder los glaciares encontramos cosas nuevas, como Ötzi, la momia de homo sapiens más antigua de Europa encontrada a 3200 msnm, que ha aportado importante información de la forma de vida de nuestros antepasados hace unos 5300 años.

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Esquiadores aproximando al Balaitous, Pirineos

Son muchos los cambios ocurridos. Muchos los cambios en proceso. Pero realmente creo que el mayor cambio aún está por llegar. Y espero que tenga que ver con un cambio real para contaminar menos, para des carbonizar nuestra sociedad, y para proteger el poco hielo que nos queda. Dicen que a veces no valoramos algo hasta que lo hemos perdido.  ¿Podremos reaccionar a tiempo?

Este artículo está basado en una revisión de la literatura científica detallada en la publicación Palomo, I. 2017. Climate Change Impacts on Ecosystem Services in High Mountain Areas: A Literature Review. Mountain Research & Development 37(2):179-187 que está disponible en: 

http://www.bioone.org/doi/full/10.1659/MRD-JOURNAL-D-16-00110.1.



Ignacio Palomo es Investigador Post-doctoral en el Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3) e investigador asociado del Laboratorio de Socio-ecosistemas de la Universidad Autónoma de Madrid. Puedes seguirle en su magnífico blog Luces de Montaña.

 

 

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