martes. 19.03.2024

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Ser padres es una tarea difícil a la que nadie te enseña, por lo que, por lógica natural, se tiende a imitar modelos de conducta con los que se fueron educados en su día. Sin embargo, conviene pararse a reflexionar sobre las estrategias pedagógicas a utilizar antes de crear una frustración a los jóvenes en edad de crecimiento, con el fin de encontrar las soluciones más adecuadas a sus necesidades para su formación a nivel físico, social y emocional.

En la actualidad, la herramienta “educativa” predominante en el seno del hogar continúa siendo el castigo, concretamente el castigo privativo. De hecho, una de las prácticas más repetidas si el niño o la niña realiza alguna disciplina deportiva es la de amenazar o incluso llevar a cabo la prohibición de continuar practicando dicho deporte, especialmente cuando el rendimiento académico no es el adecuado.

Según González y Otero (2005), entre los argumentos más utilizados para justificar este tipo de actuación destacan principalmente dos.

Por un lado, está la “aparente” eficacia e inmediatez del castigo para modificar un hábito. Es decir, la actividad favorita de muchos niños es el deporte, por tanto, privarles de su práctica sería un castigo severo para ellos y querrán hacer lo que sea necesario para que eso no ocurra, incluido el estudiar más.

Por otro lado, está la consideración que se le tiene al deporte como “actividad extra-curricular”, entendiéndose por “extra” algo que no es “necesario” para el ámbito académico y, por tanto, que puede ser prescindible. Es decir, muchos padres consideran que el tiempo utilizado para las horas de entrenamiento y/o competición podrían ser dedicadas al estudio o a la realización de tareas, lo que conllevaría una mejora en el rendimiento académico de sus hijos.

Sin embargo, el hecho de quitar el deporte a los hijos dista mucho de ser una solución adecuada para lograr que mejoren académicamente. De hecho, no existen evidencias científicas de que los jóvenes mejoren su rendimiento académico tras dejar el deporte (Capdevila, Bellmunt y Hernando, 2014).

Esto puede estar debido a que, aunque es posible que reaccionen de manera puntual y tengan más tiempo libre, la raíz del problema no esté solucionada (falta de disciplina, incapacidad para gestionar el tiempo adecuadamente, mala gestión del fracaso, bajo autoconcepto, etc); por no hablar de los efectos negativos que pueden generarse en los jóvenes al privarles de una actividad en la que su autoconcepto permanecía a un buen nivel (disminución de la autoestima, aumento de la ansiedad y el estrés, degradación de los vínculos emocionales entre padres-hijos, aumento de la inseguridad y el miedo, etc.).

La realidad es que el deporte no es un impedimento para obtener un buen rendimiento académico, más bien es una herramienta para lograrlo, dado que, según las investigaciones realizadas al respecto, existe una estrecha relación entre la práctica deportiva de forma regular y un buen rendimiento académico (Capdevila et al., 2014).

De hecho, estudios neurológicos demuestran que una actividad física regular que implique toma de decisiones, coordinación y resistencia contribuye a generar la proteína BDNF, la cualfavorece los procesos de memoria y aprendizaje (Gomez-Pinilla, Ying, Roy, Molteni y Edgerton, 2002). El grupo de investigación de Hillman, Pontifex, Raine, Castelli, Hall y Kramer (2009) representa esta predisposición al aprendizaje de un modo más gráfico:

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(Research/scan compliments of Dr. Chuck Hillman University of Illinois: Hillman, C.H., et al. (2009) The effect of acute treadmill walking on cognitive control and academic achievement in preadolescent children. Neuroscience. 159(3):1044-54.)

Otros autores como Fraser-Thomas, Côté y Deakin (2005), añaden que el deporte tiene un potencial para el desarrollo de valores importantísimos como el compromiso, la disciplina o la responsabilidad; los cuales generan una mayor sensación de control de su vida, una mayor autoestima, una mejor calidad de vida y una gestión del tiempo más adecuada.

Por tanto, si el deporte estimula al cerebro de los jóvenes para el aprendizaje y desarrolla los valores necesarios para obtener un buen rendimiento académico, ¿por qué se dan casos de bajo rendimiento académico en jóvenes que practican actividades deportivas?

Pues bien, la respuesta es que es necesaria una transferencia de las habilidades y los valores aprendidos en el terreno de juego hacia otros ámbitos de la vida cotidiana, como puede serel ámbito académico. Dicha transferencia no se produce de forma automática, por lo que tanto los padres como los entrenadores han de emplear, de forma conjunta, estrategias metodológicas que cumplan con este fin.

Quitar el deporte a los hijos para que se centren en los estudios puede parecer el camino más fácil y rápido, pero más que un castigo para corregir sus errores, es privarles de la oportunidad de formarse y madurar por medio de una disciplina que educa a la sociedad hacia el camino de la salud, responsabilidad y otros muchos valores que ayudan a su desarrollo físico, psicológico y social.

 

Referencias:

Capdevila, A., Bellmunt, H., y Hernando, C. (2014). Estudio del rendimiento académico en atletas adolescentes del club de atletismo Playas de Castellón. E-balonmano.com: Journal of Sport Science, 10(1), 53-66.

Fraser-Thomas, J.L., Côté, J., & Deakin, J. (2005). Youth sport programs: an avenue to foster positive youth development. Physical Education & Sport Pedagogy, 10(1), 19–40.

Gomez-Pinilla, F., Ying, Z., Roy, R. R., Molteni, R., & Edgerton, V. R. (2002). Voluntary exercise induces a BDNF-mediated mechanism that promotes neuroplasticity. Journal of Neurophysiology, 88(5), 2187-2195.

González, A. M., y Otero, M. (2005). Actitudes de los padres ante la promoción de la actividad física y deportiva de las chicas en edad escolar. Cuadernos de Psicología del Deporte, 5(1-2), 167-189.

Hillman, C. H., Pontifex, M. B., Raine, L. B., Castelli, D. M., Hall, E. E., & Kramer, A. F. (2009). The effect of acute treadmill walking on cognitive control and academic achievement in preadolescent children. Neuroscience, 159, 1044-1054.

Artículo de Juan Carlos Flores para el portal de recursos MVP SPORT

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Quitar el deporte para centrarse en los estudios: expectativas vs. realidad