jueves. 25.04.2024
ECOLOGISTAS EN ACCIÓN

La urgencia de cambiar las reglas del juego

Construir un futuro ecológicamente sostenible requerirá mucho más que realizar declaraciones o actos simbólicos. Es muy urgente el ajuste del metabolismo de la economía a los límites impuestos por la naturaleza en múltiples escalas, desde lo local a lo global, así como afrontar y prever las consecuencias que el cambio climático ya está teniendo.

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Construir un futuro ecológicamente sostenible requerirá mucho más que realizar declaraciones o actos simbólicos. Es muy urgente el ajuste del metabolismo de la economía a los límites impuestos por la naturaleza en múltiples escalas, desde lo local a lo global, así como afrontar y prever las consecuencias que el cambio climático ya está teniendo.

Es fundamental que los proyectos políticos y sociales alternativos tomen conciencia de las implicaciones que suponen estos límites y diseñen propuestas de cambio audaces que vayan al origen del problema. En este sentido, Ecologistas en Acción ha publicado este informe que recoge algunas de las medidas que una ley de cambio climático debería contener.

La crisis política y la crisis económica sólo se podrán superar si al mismo tiempo se supera la crisis ecológica. Y del mismo modo, la crisis ecológica solo se resolverá si hay una transformación radical del sistema que las produce cada vez con mayor intensidad.

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La ley de Cambio Climático y Transición Energética deberá establecer las medidas básicas para la reducción de las emisiones en cada sector o ámbito, que se desarrollarán modificando la legislación sectorial en el plazo de un año. Estas medidas deberán ir en la línea de:

  1. Reducir en términos netos nuestra demanda energética, el consumo actual es insostenible. Solo podremos frenar el cambio climático si se establece una hoja de ruta para reducir la cantidad de energía que consume un español de las 2,42 tep actuales a un máximo de 1 tep.
  2. Eliminar de forma constante nuestro consumo de combustibles fósiles. Una eliminación que debe de hacerse en base a presupuestos de carbono decrecientes, que deberán lograr una reducción mínima del 5 % anual en las emisiones de gases de efecto invernadero hasta el 2030.
  3. El cambio de lo local a lo global, acortando las cadenas de distribución, produciendo alimentos y productos desde entornos más cercanos y de una forma más respetuosa con los ecosistemas.

El Estado español es deudor de unos patrones de desarrollo implementados a mediados del siglo pasado que han priorizado las lógicas económicas y la integración en los mercados globalizados a costa del correspondiente deterioro de los sistemas ecológicos.

El modelo de “desarrollo” español se ha orientado en las últimas décadas hacia una especialización en sectores altamente consumidores de energía y recursos con un impacto ecológico-territorial muy elevado. La profundización de este modelo ha originado:

•  Un déficit ecológico que, desde una situación equilibrada a mediados del siglo XX, lega a requerir 2,5 veces su superficie para compensar la huella ecológica que produce el metabolismo socioeconómico actual.

• Una fuerte dependencia externa de recursos básicos –especialmente de combustibles fósiles y ciertos metales-, que origina una fuerte deuda ecológica contraída con el Sur Global y una factura energética muy elevada.

• Un modelo productivo especializado en sectores con alto impacto ecológico y elevado consumo energético y de recursos naturales. Así lo reflejan algunos sectores clave del modelo económico español: infraestructuras, edificación, turismo, industria petroquímica, regadío intensivo o transporte.

• La concentración de la población en grandes núcleos urbanos, que requiere el consumo de ingentes cantidades de recursos mientras el medio rural se despuebla.

• Elevada vulnerabilidad al cambio climático, según indican los informes elaborados desde 2005. No en vano el estado español es el país de la UE que más ha aumentado sus emisiones de GEI de toda la Unión Europea desde 1990. Podría pensarse que tanta destrucción ecológica ha generado mayores cotas de bienestar y seguridad para las personas; pero una vez pinchada la burbuja inomibiliaria, nos encontramos con millones de personas en situación de exclusión, altísimas tasas de desempleo - que no van a descender dentro de la lógica de este modelo productivo -, crecimiento de la precariedad laboral  y el confinamiento del cuidado de la vida en los hogares, donde mayoritariamente las mujeres se ocurapn de amortiguar los peores efectos de la precariedad vital.

*Nos centramos desde Sal&Roca en el punto del sólido informe de Ecologistas en acción sobre Bosques y Biodiversidad:

BOSQUES Y BIODIVERSIDAD

Respecto de los sumideros, se debe garantizar que las medidas de compensación vayan dirigidas a la restauración de zonas degradadas y no a extensas plantaciones de monocultivos forestales.

En el desarrollo de la ley se evitará la introducción de mecanismos de compensación que establezcan créditos e instrumentos de mercado basados en espacios naturales y zonas de alto valor ecológico. Del mismo modo, se evitará la compensación de las emisiones por medio de plantaciones forestales, en especial las relativas al uso de terrenos de producción agrícola. En este sentido, serán los criterios de conservación y menor impacto los pilares de las actuaciones para la mejora de los espacios forestales.

Se desarrollará un marco legislativo adecuado que garantice la prevención de la deforestación, así como una gestión adecuada de los espacios naturales y forestales, evitando la sobreexplotación de los recursos. En este sentido, se priorizarán en combinación con los criterios de conservación de los ecosistemas en la extracción de madera los usos térmicos frente a los eléctricos de la biomasa y se limitará la construcción de grandes centrales de biomasa. Toda central de potencia superior a 1 MW deberá someterse a los criterios de sostenibilidad.

No todas las aplicaciones bioenergéticas reducen el cambio climático. Solamente aquellas que se basen en la aplicación del principio de usos en cascada y en donde la producción se base en la proximidad suponen una auténtica reducción de emisiones. Es preciso reorientar los incentivos a los biocombustibles de primera generación hacia los de segunda y tercera generación y eliminar cualquier objetivo de biocomunstible de IG en las políticas energéticas más alla de 2020. No se superará el límite del 2,3% en biocombustibles avanzados a 2030 para no competir con otros usos de los residuos.

Para leer el informe completo, haz click aquí

Texto originalmente publicado en el informe producido por Ecologistas en Acción Cambiar las reglas de juego, no el clima. No se ha realizado ningún cambio en el contenido del texto original.

 


 

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