martes. 19.03.2024
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La actividad física se ha utilizado durante mucho tiempo como terapia para tratar traumas, pero el uso de la escalada como tal está empezando a ganar terreno. Varias organizaciones de todo el mundo han incluído la escalada en su trabajo con los refugiados y los jóvenes en riesgo, entre otras poblaciones. Nuestro deporte requiere un alto nivel de concentración y coordinación, llevando tanto al cuerpo como a la mente a moverse de manera coordinada y fluida. Esta puede ser una receta eficaz para los traumas que estas poblaciones han de soportar.

En 2012, el Journal of Sport and Exercise Psychology publicó un estudio en el que investigadores de la Universidad Estatal de Penn analizaron las actividades diarias de 190 estudiantes en edad universitaria y encontraron que cuanto más físicamente activos fueran los estudiantes, más probable eran que estos mostrasen sentimientos de emoción y entusiasmo.

El ejercicio también ha ganado adeptos en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático (TEPT). Un estudio preliminar realizado en 2005 utilizó un programa de ejercicios aeróbicos de 12 sesiones para tratar a personas que padecen trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión. Los resultados, publicados en la International Journal of Emergency Mental Health and Human Resilience, mostraron una marcada disminución de los síntomas. El ejercicio físico, en este caso la escalada, estimula la producción de señales químicas relacionados con el estado de ánimo en nuestro cerebro, como la dopamina, la norepinefrina y la serotonina, ayudando a levantar el ánimo.

Un estudio realizado en 2015 en el Hospital Universitario de Erlangen, Alemania investigó si la escalada (en especial la escalada en bloque) tenía un efecto terapéutico en las personas que sufren de depresión.

Durante las 16 semanas que duró el estudio, la mitad de los 47 participantes tenían depresión y estuvieron escalando regularmente, mientras que la otra mitad no escalaban y no tenían depresión. Los participantes que sufrían depresión tuvieron mejoría en sus síntomas en comparación con los que no escalaban.

La escalada también promueve sentimientos de autoeficacia y confianza en las habilidades de uno mismo, otro beneficio terapéutico. Aprender nuevos movimientos, habilidades y técnicas proporcionan incentivos para seguir intentándolo. Cuando es la primera vez que realizamos una actividad, el cerebro libera una cascada de dopamina, activando vías neuronales en nuestros ganglios basales relacionados con el sentimiento de recompensa.

La escalada también ayuda a los jóvenes en riesgo de exclusión. La organización suiza ClimbAID está, según su página web, "fomentando el desarrollo físico y psicosocial de los refugiados a través de la escalada". Han desarrollado un grupo semanal de escalada de 10 a 15 personas formado por suizos locales y refugiados de Oriente Medio y Asia Central de un campo de refugiados cercano.

"Trabajamos en problemas de bloques y en la resolución de problemas, apoyándonos unos a otros en diferentes proyectos", comentó el fundador de ClimbAID, Beat Martin, a Climbing Magazine. "Pero también nos reunimos y hablamos de los problemas de los refugiados y cuáles podrían ser las respuestas". Añade, "Lo que desarrollamos en el gimnasio, escalando unos con otros, ha creado una comunidad para estas personas, proporcionando a todos los involucrados con un sentido de propósito ". Mientras que los aspectos físicos de la escalada ayudan con el trauma, la comunidad que rodea el deporte ayuda tanto o más.

Como escaladores, tenemos la suerte de viajar y experimentar diversos entornos para practicar nuestra habilidad; enriquece nuestras vida, dándonos una pequeña razón para nuestra existencia. Pero, en lugar de simplemente estar agradecidos, también podemos usar nuestra buena suerte para ayudar a otros. Podemos aprovechar lo que hemos obtenido de la escalada (la condición física, la práctica de una habilidad, las lecciones de resolución de problemas y paciencia, así como el sentimiento de comunidad) y usarlas para ayudar a otros.

En un mundo dividido como el de hoy, la escalada es un vehículo para unir a la gente, dejar de lado las diferencias, rompiendo barreras y uniéndose como comunidad.


 

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