martes. 19.03.2024
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En primer lugar, comentar que el hecho de caminar y el senderismo podrían sonar como dos palabras para la misma forma de ejercicio. El calzado y el escenario quizá varíen, pero la mecánica de la parte baja del cuerpo parece ser la misma en ambos casos.

Bien, sorprendentemente, son dos ejercicios radicalmente diferentes. Un reciente estudio nos muestra cómo las articulaciones, corazón y músculos actúan de manera diferente mientras realizamos senderismo comparado a cómo lo hacen durante una simple vuelta a la manzana.

"Cuando caminas por superficies con desnivel, tu cuerpo realiza un muy buen trabajo en lo que se conoce como 'dinámica pasiva'," comenta Daniel Ferris, profesor de ingeniería y biomecánica de la Universidad de Florida. "Tus zancadas son como el balanceo de un péndulo. Gracias a las energías gravitatoria y cinética, si empezara a balancear dicho péndulo, éste va a seguir yendo y viniendo durante mucho tiempo sin ningún tipo de aporte de energía adicional", comenta.

Así pues, igual que un péndulo, caminar sobre un terreno plano te permite seguir moviéndote con un muy pequeño esfuerzo. "Sin embargo cuando caminas sobre terrenos irregulares" - del tipo senderos naturales, playas u otras superficies naturales - "hace que dicha transferencia de energía se interrumpa y resulte mucho más arduo el ejercicio," dice Ferris. "Tu ritmo cardiaco y la tasa metabólica aumentan, quemando así más calorías."

De hecho, el senderismo por terrenos irregulares incrementa la energía que el cuerpo requiere en un 28% comparado con caminar sobre terreno plano, descubrió Ferris en un estudio liderado por él mismo en la Universidad de Michigan. Las diferentes pendientes del terreno que se encuentran durante una caminata lo hacen diferente a caminar sobre un terreno llano. Los caminos que suben y bajan  requieren cambios sutiles en la forma en que los músculos de la pierna se alargan o acortan mientras realizan el trabajo, y esos cambios aumentan la cantidad de energía que se gastan durante su caminata.

Pero los beneficios del senderismo van mucho más allá que un aumento en la quema de calorías.

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Introducirse por terrenos irregulares, ya sea caminando o corriendo, hace que uses diferentes músculos, los cuales en ningún caso moverías en superficies planas hechas por el hombre. "Estás activando y fortaleciendo una gran cantidad de músculos en las caderas, rodillas y tobillos que normalmente no usas", dice Ferris.

El bombeo de esos músculos, a menudo descuidados, puede mejorar tu equilibrio y estabilidad, lo que ayuda a protegerte de las caídas. Usar esos músculos también puede reducir el riesgo de lesiones por repetición, como dolores de rodilla o de cadera que pueden ser el resultado de la naturaleza repetitiva de caminar o correr a un mismo nivel.

Por supuesto, el senderismo no está exento de riesgos. Si no eres cuidadoso, los pasos en falso pueden provocar torceduras de tobillo, esguinces o caídas graves. Al igual que los corredores principiantes o los levantadores de pesas primerizos necesitan retos y preparación con una nueva rutina de entrenamiento prolongado, Ferris dice que los excursionistas inexpertos serán más propensos a lesionarse si realizan una larga y rocosa caminata desde el primer día. Hay que dar tiempo a nuestro cuerpo para que pueda desarrollar su fuerza.

Hasta ahora solo hemos comentado los beneficios que ejerce el senderismo para el cuerpo. Las vistas, sonidos y olores de la naturaleza pueden desempeñar un tipo similar de alquimia en tu cerebro. Un estudio de 2015 de la Universidad de Stanford descubrió en un grupo de personas que el tiempo que pasaron en entornos naturales (a diferencia de entornos urbanos) calmó la actividad en una parte del cerebro vinculada a enfermedades mentales. 

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Pasar el rato con la Madre Naturaleza también parece reducir la propensión de tu mente a 'rumiar', una palabra que los psicólogos usan para los patrones de pensamiento negativos y centrados en sí mismos que están relacionados con la ansiedad y la depresión. "Diría que hay una creciente evidencia de que, para los habitantes de las ciudades, la experiencia en la naturaleza aumenta el estado de ánimo positivo y disminuye el estado de ánimo negativo", dice Greg Bratman, investigador de Stanford y coautor de ese estudio.

Más investigaciones necesitaríamos para poder respaldar todos estos beneficios. Sin embargo, agrega Bratman, "la idea de que la naturaleza ayuda a nuestro estado mental se remonta a cientos, si no, miles de años".

Así que ya sabes, tanto para tu cuerpo como para tu mente, una buena caminata por el bosque seguramente sea una experiencia difícil de superar.

Fuentes:


 

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