martes. 19.03.2024
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Dines Mikaelsen apoya el rifle sobre la borda del barco, suavemente mecido por las olas, carga la cámara y hace un gesto a sus compañeros para que guarden silencio. El cazador inuit ya ha fallado un par de veces. Aprieta el gatillo. Una fuerte detonación resuena por los icebergs y, a un campo de fútbol de distancia, cae una foca.

Los cuatro compañeros de Dines —turistas— quedan anonadados. Esto es lo que han venido a ver, pero aun así les provoca un cierto sobresalto. Dines y los turistas de quienes depende ahora una parte importante de sus ingresos prácticamente se acaban de conocer. Mientras otras culturas subsisten casi por completo a base de filetes que les llegan pulcramente envueltas en celofán, la caza y la ganadería tradicional siguen siendo fundamentales para las culturas del Ártico.

La cultura y los paisajes del Ártico, al igual que el pequeño negocio turístico de Dines, están siendo moldeados por dos potentes fuerzas: la globalización y el cambio climático. La globalización ha traído la MTV (Music Television), el iPod, sistemas de navegación de alta tecnología y una mayor exposición al mundo exterior. El cambio climático está transformando el paisaje helado, derritiendo los glaciares y abriendo nuevas vías de navegación marítima. Este hecho presenta nuevas oportunidades. Por primera vez han comenzado a aparecer cruceros por Tasiilaq, el pueblo de Dines, que se encuentra en la isla de Ammasalik, en la inhóspita costa oriental de Groenlandia. En 2006, llegaron cuatro cruceros; al año siguiente fueron ocho. «Hace cinco años, no había moscas en el norte de Groenlandia. Ahora sí. Aquí las moscas llegan un mes antes de lo que solía ser normal», afirma Dines. También hace más calor. En los últimos veranos, se han alcanzado en Tasiilaq temperaturas de hasta 22 grados, rompiendo récords anteriores.

¿Qué es el Ártico?

El Ártico es una región inmensa, que ocupa una sexta parte de la superficie terrestre: más de 30 millones de kilómetros cuadrados en veinticuatro husos horarios. Gran parte de la región ártica está cubierta por las aguas del océano, que alcanza hasta 4 km de profundidad, pero también abarca enormes extensiones de tierra firme.

El Ártico tiene unos 4 millones de habitantes, entre los que hay más de 30 pueblos indígenas. Ocho Estados (Canadá, Dinamarca/Groenlandia, Finlandia, Islandia, Noruega, la Federación Rusa, Suecia y Estados Unidos) poseen territorios en la región ártica. Cinco de ellos son países miembros de la Agencia Europea de Medio Ambiente, y de éstos, tres son Estados miembros de la Unión Europea.

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¿Qué está pasando en el Ártico?

El impacto del cambio climático está siendo mayor en el Ártico que en cualquier otra parte del mundo. Las temperaturas han subido en la zona el doble de la media mundial de los últimos 50 años(19). Con motivo del Estudio Catlin sobre el Ártico, realizado en la primavera de 2009, se inspeccionaron los hielos de una ruta de más de 280 millas a lo largo del mar de Beaufort, en la orilla norte del Ártico. Por término medio, los hielos tenían casi dos metros de espesor y tan sólo un año de antigüedad. Los hielos marinos más antiguos, de mayor grosor y estabilidad, están desapareciendo. En 2008, las rutas marítimas de los pasos del Nordeste y del Noroeste fueron franqueables durante un breve espacio de tiempo en verano por primera vez desde que se conservan registros.

Estos impactos amenazan con destruir la delicada urdimbre de los ecosistemas árticos, que ya están cambiando rápidamente. Los hielos marinos del Ártico suscitan especial inquietud. Los hielos y las aguas que cubren son el hogar de una gran abundancia de seres vivos que están en peligro a causa del calentamiento global.

Los osos polares se mueren de hambre porque los hielos más próximos al mar —el lugar preferente de descanso de las focas— son ya demasiado finos para sustentarles. Las aves migratorias que pasan el verano en el Ártico se pierden lo mejor de la primavera, porque ésta empieza tres semanas antes de su llegada.

¿Por qué debería importarme el Ártico?

Para mucha gente, el Ártico es algo muy lejano, tanto por motivos geográficos como por su escasa repercusión en nuestra vida. Sin embargo, esta región desempeña un papel crucial en la regulación climática del planeta. Si el cambio climático continúa al ritmo estimado, tendrá profundas consecuencias para todos nosotros.

Los polos norte y sur son vitales para el clima de la Tierra, ya que actúan como sistema de refrigeración. La reducción de la cubierta nivosa hará que la Tierra absorba más calor del Sol y que las corrientes oceánicas cambien. El océano Ártico, una mezcla de agua de mar y de agua dulce aportada por el deshielo, influye en las corrientes oceánicas de todo el planeta. Algunos científicos creen que un exceso de aporte de agua dulce podría de hecho «desconectar» algunas de estas corrientes marinas, que desempeñan un papel crucial en el clima de las regiones situadas más al sur.

En la región del Ártico también viven millones de personas, muchas de ellas pertenecientes a poblaciones indígenas que son únicas. Estas personas y su cultura también están en peligro.

Nuevas actividades económicas en el Ártico

El deshielo del Ártico y de los glaciares dará paso a nuevos espacios para la explotación humana. Es probable que en los próximos decenios aumenten muchas de las actividades económicas que se desarrollan en el Ártico. La pesca llegará más al norte cuando se retiren los hielos; se explotarán los yacimientos de petróleo y especialmente de gas; el turismo ya está en expansión; es seguro que la navegación aumentará al mismo tiempo que las exportaciones de los recursos árticos.

Con la pérdida de hielo y las mayores extensiones de mar abierto puede llegar el transporte intercontinental de mercancías, aunque para ello será necesario desarrollar buques e infraestructuras. También es posible que aumente la extracción de minerales, madera y otros recursos. Las naciones del Ártico podrían comenzar a competir entre sí por el control de los recursos, el territorio y las vías de navegación. Para hacer frente al importante reto que representa alcanzar el equilibrio entre las posibilidades que ofrece el calentamiento del Ártico y los riesgos correspondientes (como los vertidos de hidrocarburos y los impactos ambientales) es necesario cambiar la gobernanza del Ártico.

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Gobernanza medioambiental

En otras partes del mundo, el reto está en recuperar los ecosistemas deteriorados. En el Ártico, todavía tenemos la oportunidad de proteger un medio ambiente que en su mayor parte es único. El sistema actual de gobernanza del Ártico está muy fragmentado. Aunque existen una gran variedad de acuerdos internacionales que tienen efectos para el Ártico, no se adoptaron de forma específica para esta región y su aplicación y cumplimiento son irregulares, incluso entre los propios países árticos.

En noviembre de 2008, la Comisión Europea presentó un documento en el que explicaba los intereses de la Unión Europea en la región y proponía una serie de medidas que deberían adoptar los Estados miembros y las instituciones de la Unión. Este es el primer paso hacia una política comunitaria integrada sobre el Ártico. Los principales objetivos de la UE son:

  • proteger y preservar el Ártico y su población;
  • promover el aprovechamiento sostenible de los recursos;
  • contribuir a mejorar la gobernanza multilateral del Ártico.

 

Osos polares a dieta involuntaria

El cambio climático está haciendo que los osos polares pierdan peso debido a la cada vez mayor anticipación del deshielo cada primavera, según el nuevo informe de «Señales del cambio climático en la naturaleza nórdica», elaborado por el Consejo Nórdico de Ministros. La anticipación del deshielo limita el número de focas disponibles para los osos. En algunas zonas del Ártico, las hembras pesan tan sólo 225 kg por término medio, un 25 % menos que hace dos décadas. Si esta tendencia continúa, existe el riesgo de que el oso polar desaparezca por completo de algunas zonas del Ártico.

El informe presenta indicadores que permiten cuantificar el impacto del cambio climático y realizar un seguimiento de la evolución de los ecosistemas nórdicos. Los 14 indicadores describen el impacto del calentamiento global sobre las estaciones de crecimiento y polinización y sobre las poblaciones de peces y plancton, por poner algunos ejemplos. Las estaciones de polinización no dejan de adelantarse, con el consiguiente incremento de afecciones para las personas alérgicas. A modo de ejemplo, en algunas partes de Dinamarca, Noruega e Islandia, la estación de polinización del abedul comienza un mes antes que en los años 80.

Artículo originalmente publicado en la Agencia Europea del Medio Ambiente y está protegido por licencia CC BY-NC-SA 3.0


 

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